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El Dios Sin PrisaMuestra

El Dios Sin Prisa

DÍA 5 DE 7

Si hubieras llegado a tiempo...

En este pasaje, Jesús aparenta llegar cuatro días tarde a Betania. Un cambio de rumbo inexplicable, una parsimonia desquiciante para cualquier observador externo de la historia, que se preguntaría con total humanidad: “¿Por qué Jesús no se da más prisa? ¿No se da cuenta de que la muerte no espera?”

Seguramente este te recuerda a otros relatos en que sucedió algo parecido: Jairo, un principal de la sinagoga, va en busca de Jesús porque su hija se muere, pero Jesús se entretiene por el camino a atender a otras personas cuya urgencia era, a ojos de cualquiera, y principalmente de aquel padre, menor (Marcos 5:22-43). Cuando llega a la casa, tal y como sucede al llegar a Betania, la muerte se ha hecho presente, y no hay nada que hacer... ¿o no es así?

La mente de Jesús es un misterio, pero también lo son cada uno de sus gestos, que parecen justo lo contrario de lo que se esperaría de Él. Marta y Jairo no decepcionan, y muestran una fe muy superior que la que nosotros dejaríamos entrever:

  • “Ven y pon las manos sobre ella para que sea salva, y vivirá”, decía aquel padre (Marcos 5:23).
  • “Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto. Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará”- fueron las palabras de Marta (Juan 11:21-22).

Sin embargo, ninguno de ellos contaba con el factor “tiempo según Dios”, que funciona de manera completamente distinta que de este lado del Sol. A Jesús no le tiembla el pulso en esperar, porque no está limitado por los parámetros espacio-tiempo. ¡Ni siquiera la muerte es un obstáculo para Él, y cuando le vemos actuando en estas dos escenas podemos, aunque sea levemente, vislumbrar un poco de ese Dios que nunca llega tarde!

Ahora bien, sospecho que piensas “No siempre Dios llega para rescatar la vida, y las desgracias que le pedimos que aparte de nosotros, sin embargo, acontecen”. ¿Significa que Dios llegó tarde? ¿O quizá más bien que, desde Su buena voluntad, algunas de esas cosas han de suceder para que otras que no sospechamos ocurran? Sus tiempos no son nuestros tiempos, ni Sus pensamientos nuestros pensamientos. La resurrección de Jesús, tres días después, también trae rayos de luz sobre este misterio que, una y otra vez, zarandea nuestras mentes y que clama, de nuevo, “Cree solamente”.

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Acerca de este Plan

El Dios Sin Prisa

Los tiempos de Dios no son nuestros tiempos y eso, en un mundo de velocidad y estrés, no es fácil de entender ni de aceptar. En este plan consideraremos cómo, normalmente, "la mejor parte" está alejada de la urgencia. De poco nos sirve afanarnos... Él nunca tiene prisa, porque nunca llega tarde, y nos invita contemplarle, absorber de Su carácter, y aprender a vivir de una forma distinta.

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Nos gustaría agradecer a Lidia Martín por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.lidiamartin.com/