Firmes en El CaminoMuestra

Desde el interior

Los grandes cambios físicos deben ir acompañados de grandes cambios internos, desde nuestro corazón y nuestra mente. Debemos darle a Dios el control completo, porque es ahí en donde nuestras emociones se vuelven un nudo; es necesario mejorar y sanar desde el interior para que nuestro exterior refleje nuestra fe y amor a Dios.

La palabra de Dios nos manda a que cuidemos nuestros corazones, porque de él mana la vida, de allí brotan los sentimientos y emociones, aquellos que tan difícil se nos hace controlar y que expresan todo lo que somos y llevamos.

Debemos aprender a pedirle a Dios que purifique nuestros corazones y sobre todo que nos sane internamente, incluso de aquellas cosas que a nosotros nos son ocultas y que llevamos en nuestro interior.

Cuando pasamos por pruebas, siempre quedan secuelas en nuestros corazones de eso que vivimos, quedamos golpeados y cierta desconfianza se genera en nosotros, sin saberlo pueden convertirse en ataduras en nuestra vida.

Dios quiere hacernos libres de aquello que nos impide avanzar, quiere darnos corazones nuevos, pero el primer paso para soltar, es admitir que tenemos algo, exponerle a Dios nuestro dolor y entregarle ese yugo; todo ello requiere humildad y valentía...

Humildad para reconocer que tenemos errores y que hay áreas de nuestra vida que necesitan mejoras y valentía para salir adelante, enfrentarse a esos miedos y vencerlos. Con Dios de la mano siempre vamos a estar seguros, debemos atrevernos a ir por aquello que Dios tiene para cada uno de nosotros, pero con Él de la mano y por sus caminos, no el nuestro.

Reflexión final

Y entonces ¿Por qué no? ¿Por qué no confiar a plenitud? ¿Y si nos atrevemos? ¿Y si nos atrevemos a ir por más? ¿Y si nos atrevemos a andar en fe? ¿Y si nos atrevemos a buscar a Dios en espíritu y en verdad? ¿Y si nos atrevemos a confiar verdaderamente en sus promesas y su palabra? ¿Y si nos atrevemos a seguirle y buscarle cada día? Entendiendo que sin él no somos nada y que a su lado lo tenemos TODO, aún cuando parece que no vemos nada, su luz siempre está resplandeciendo en nuestra vida y a través de la fe, nos ayuda a ver en medio de todo, a tener paz, ganas de continuar y comprender que entre más fuerte es la tormenta, mayor es la bendición que vamos a recibir.

¿Qué pasaría si desde este momento comienzas a caminar con Jesús? ¿Si comienzas a creerle?

Podría darte una respuesta, pero nada mejor que descubrirlo tú mismo.

¡Atrévete! ¡Esforzados y valientes!