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Escrito por Quintin, 15 años, de Bowling Green, Indiana, EE. UU.

¿Alguna vez te has mirado en el espejo y no te gustó lo que viste? Tal vez te sentiste como un "fracaso" o que eras "débil". No me sentía lo suficientemente fuerte porque era el más joven de mi grado. Me esforcé por volverme más fuerte haciendo ejercicio, pero seguía haciéndome sentir mal porque lo estaba haciendo por otras personas y no por mí mismo. Seguía repitiéndome: "no eres lo suficientemente bueno". Al mismo tiempo, Dios estaba tratando de llamar mi atención para decirme: "¡eres más que suficiente!"

Este versículo señala que las palabras amables son dulces para el alma. Pueden hacer que las personas se sientan mejor consigo mismas. ¡Pero no solo se aplica a las otras personas! ¿También estamos usando palabras amables con nosotros mismos? Una de las cosas más importantes para mí es ser amable conmigo mismo porque, de no hacerlo, no podría animar a los demás y seguir alabando a Dios. Ser amable con los demás comienza por ser amable con uno mismo. Usar palabras amables puede cambiarlo todo para nosotros.

Hoy, encuentra un espejo o levanta la cámara frontal de tu teléfono. Mientras te miras a ti mismo, practica ser amable contigo mismo alentándote en voz alta. Podrías decir: “yo soy suficiente”, o “fui hecho por Dios con un propósito”, o “¡yo soy fuerte!”.