Padre nuestro que estás en los cielosMuestra

Padre nuestro que estás en los cielos

Érase una vez un chico llamado Billy, que tenía el mejor padre. El padre de Billy valoraba más a su familia que a su carrera. Él aprovechó esos primeros años, los que pasan tan rápido, para moldear a su hijo a través del amor de Dios y dejarle ver al niño un destello de Dios Padre: presente, amable, perdonador y motivador. Billy creció amado, protegido y bendecido por su padre.

¿Qué siente al leer sobre el padre de Billy? Supongo que algo como «bien por Billy». Porque las historias sobre incluso los mejores padres no significan nada para nosotros cuando se trata de un padre. El único padre que realmente significa mucho para nosotros es nuestro padre.

Por eso me encanta la oración de Jesús. Él nos enseñó a orar: «Padre nuestro que estás en los cielos» (Mateo 6:9). ¡Ese tiene que ser el pronombre posesivo más hermoso en la historia de la gramática! Este Padre siempre presente, siempre compasivo e implacablemente perdonador es nuestro Padre. Nosotros somos sus hijos. Eres su querida hija. Eres su precioso hijo.

¿Sabes qué significa eso? Si intenta llamar a Warren Buffet y pedirle dinero, él no atendería su llamada. Él no es su padre. Pero si llama a Dios en oración y le pide cualquier cosa en el nombre de Jesús —resistencia contra el cáncer, capacidad de perdonar a sus críticos, valor para compartir su fe— Él lo escuchará. Él le dará toda su atención. A Él le importará. Él le dará exactamente lo que usted quiere o algo incluso mejor. Ese es el poder de tener a nuestro Padre en los cielos.

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