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Fomentando tu adopción

Tengo un amigo que fue a un viaje misionero a Haití después de un terremoto devastador. Su trabajo fue servir comida a los huérfanos que estaban viviendo en las calles. La mayoría de los niños estaban acostumbrados a una vida de mendicidad, y ellos traían sus tazones para ser llenados.

Una vez que terminaban su primera porción, los niños se alejaban solos y no volvían para repetir. El equipo no podía entenderlo. Había suficiente para que los niños tuvieran segundas porciones. Un lugareño del pueblo finalmente le dijo al equipo que los huérfanos no pensaron que ellos merecían una segunda porción.

En muchos sentidos, podemos sentirnos como huérfanos espirituales, viviendo de las sobras de este mundo para llenar nuestros apetitos y sin darnos cuenta de que Dios tiene mucho más para nosotros: Su segunda ayuda. ¡La verdad es que tú vales todo lo que Dios tiene para ti! Hemos sido adoptados en la realeza.

¿Cuándo fue la última vez que viste a un príncipe o a una princesa pidiendo limozna? Cristo vino para reemplazar nuestro tazón de mendigo con una copa del Rey, y Él la llenará continuamente para que podamos desbordar a los demás.

Pero aquí esta la tensión diaria: podemos elegir vivir como los huérfanos o como los adoptados. ¿Quién serás tú hoy?

Oración

Dios, te agradezco que eres mi Padre y que yo soy Tu hijo. Ayúdame a vivir hoy de una manera que refleje lo bueno, lo amoroso, y lo poderoso que eres. Elijo verme como Tú me ves y ver a los demás como Tú los ves. ¡Te alabo, Jesús, por mi adopción! Amén.