7 Señales De Caminar en El Espíritu SantoMuestra

Busca el arrepentimiento; no te conformes con el alivio.

Una cosa que Saúl no tuvo en su vida espiritual es el arrepentimiento. Hizo un montón de excusas y culpó a otros, pero nunca se arrepintió. Se disculpó para que Samuel lo honrara, pero el verdadero arrepentimiento fue inexistente.

No hay forma de que puedas permanecer en comunión con el Espíritu Santo sin un corazón humilde y arrepentido. El pecado rompe el corazón de Dios; por lo tanto, el pecado debe romper tu corazón. Debes tener un corazón arrepentido cuando le fallas a Dios.

Pero al igual que Saúl, muchas veces yo tiendo a buscar alivio en lugar de arrepentimiento. Quiero que Dios elimine el dolor y la culpa, en vez de que Él cambie mi corazón y elimine el pecado desde la raíz. Me gusta decir, "lo siento", en lugar de "hazme tu siervo obediente Señor". Quiero que Dios elimine los síntomas de mi pecado, no el pecado en sí. Eso entristece al Espíritu Santo. Dios espera un "cambio completo" de mi parte.

En su angustia, Saúl invitó a músicos para entretenerlo en lugar de invitar al profeta para que lo librara. El rey demonizado buscó entretenimiento en lugar de liberación. Se conformó con el alivio, no con el arrepentimiento. Con razón el Espíritu Santo rechazó ese tipo de vasija (Saúl).

El dolor y el remordimiento son como la luz parpadeante en el tablero de tu automóvil, indicando que hay un problema. Es ridículo pedirle a un electricista que reemplace el foco del tablero en lugar de ir a un mecánico para que arregle el automóvil. El arrepentimiento soluciona el problema. Saúl tuvo momentos de alivio, pero toda una vida de angustia. Incluso profetizó en ocasiones cuando no conocía a Dios. Les insto a que nunca superen el arrepentimiento.

Cuando leo el Salmo 51 de David sobre el arrepentimiento, puedo ver por qué le agradaba David tanto a Dios. David no puso excusas ni culpó a nadie. Se adueñó de su pecado, lloró, suplicó y buscó a Dios, "el mecánico" que sana a las personas. Saúl, por otro lado, puso excusas, culpó a otros y su principal preocupación no era buscar a Dios, sino asegurarse de no perder su título y posición.

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