Soy Joven, Soy MamáMuestra

-No tengo quien cuide a mi hijo, eso me impide cumplir mis sueños.

-Tengo dificultades económicas, no puedo trabajar en lo que quiero.

-Este niño es molesto.

-No tengo tiempo.

Infinidades de quejas y excusas para no dar lo mejor de nosotras. ¿Sabías que la queja expresa un rechazo? Sí, al quejarte rechazas la bendición que Dios colocó en tus manos e indirectamente estás diciéndole a Dios que lo que te dio no es bueno.

¿Sabías que la excusa disminuye nuestra fe? Sí, porque estás diciendo que no tienes un Dios lo suficientemente grande para ayudarte a emprender.

El tiempo es un factor primordial para dar cumplimiento a nuestras funciones y es en esta parte donde muchas mujeres fallamos, porque no sabemos utilizar bien este recurso y lo malgastamos para luego buscar excusas y ponernos limitantes.

Debemos planificar, buscar herramientas que nos permitan optimizar nuestro tiempo, valernos de los recursos que tenemos a la mano para desarrollarnos y sobre todo con sabiduría encomendar nuestras vidas y nuestro tiempo a Dios para que Él renueve nuestras fuerzas y nos regale métodos para extender nuestras horas.

Recuerda que la mujer sabia edifica, fortalece, motiva y es esa misma sabiduría de la que nos tenemos que valer para darle lo mejor a nuestros hijos, poder convertirnos en ese ejemplo a seguir para ellos, que seamos un refugio en este tiempo en el que escasean tanto los valores dentro de la familia.

Tenemos una responsabilidad muy grande de formar a nuestros hijos para que marquen la diferencia en esta generación.

Dios te dará las estrategias, pero sobre todo pondrá el coraje en ti para que utilices tu juventud a favor de tu familia.

Cuando Dios nos regaló la virtud de ser madres, también nos imaginó cumpliendo nuestros sueños y anhelos y sobre todo cumpliendo nuestros propósitos que Él mismo nos asignó. Nunca Dios te dará una carga que no puedas soportar, al contrario mientras más peso pone en tus manos, es porque más fuerte te considera para cumplir esa asignación. Así que la próxima vez que te sientas turbada no digas: "que carga más pesada tengo" sustituye esta palabra por: "qué fuerte soy que Dios ha puesto toda esa carga en mis manos".

Ser joven no es obstáculo para hacerlo bien. Eres joven, eres mamá.