[Sigue caminando] Perseverancia en la crianza de los hijos Muestra

Una relación contagiosa con el Padre

Queremos que nuestra fe sea contagiosa y pegajosa. Queremos que sea algo que nos permita decir, como dijo Pablo en 1 Corintios 11:1: «Sed imitadores de mí, como yo soy de Cristo». Nuestra fe debe ser algo que nuestros hijos vean y quieran para sí mismos, que pueda transmitirse de generación en generación, que podamos comprometernos de todo corazón.

Hay una canción que me gusta que se llama “Talking to Jesus” (Hablando con Jesús) de “Elevation Worship” (Adoración en lo alto), habla de la importancia de la oración. Los primeros versículos tratan sobre el abuelo de un hombre que habla con Jesús, luego trata de la madre que habla con Jesús. Unos versos más abajo, llega a la historia de un hijo que habla de una pelea como padre de tres hijos y de cómo está tratando de criarlos correctamente. Habla del momento en que estaba orando en su habitación cuando su hijo entra en la habitación, lo ve, pero no lo quiere interrumpir. El papá le pide que entre para que puedan orar juntos, afirmando que no existe mejor momento para ser interrumpido. Así que oran juntos. Ambos comienzan a hablar con Jesús ese día y seguirán hablando con Jesús por el resto de sus vidas. ¡Encontraron un gran amigo en Jesús!

¿Ves lo que pasó? La fe hizo la transición. Pasó de generación en generación.

Quiero pedirte que hagas algo esta semana. A todos nos encantan las listas de tareas pendientes, listas de cosas que necesitamos hacer para que podamos eliminarlas de la lista. Es como una misión. ¿Puedes pensar en una familia por la que puedes orar cada día de la semana? Podrían ser tus hijos, tu cónyuge o tus padres. Toma a un miembro diferente de la familia todos los días, ora por él o ella y coméntaselos. Tal vez puedas enviarles un mensaje de texto y decirles que los amas y que oraste por ellos hoy.

Esto te da una manera de conectarte con tu familia. Hablarles de ello creará conversación y podría ser un medio para acercarlos a Dios. No puedo lograr más que inspirarlos a querer una relación contagiosa con Dios el Padre. Siempre me entusiasma cuando alguien dice: «Oré por ti hoy». Es una bendición. Entonces, hacen eso con nuestra familia y amigos.