La Aflicción Es Un Filtro De DiosMuestra

La Aflicción Es Un Filtro Para Dios

Cuando estamos pasando por aflicción es posible que en algún momento podamos llegar a pensar que Dios nos ha dejado de mirar, que por alguna razón nos ha abandonado; es lo que nuestra mente precaria sumada a los dardos del enemigo puede empezar a imaginar. Noten bien: imaginar. Es decir, empezamos a formarnos una imagen mental llena de circunstancias basadas en las emociones, el temor, la duda y la incredulidad. Esto ocurre si damos importancia a la carne en lugar de dejarnos dominar por el Espíritu de Dios que mora en nosotros.

Tenemos que ser honestos, a nadie le gusta pasar por aflicción; sin embargo, la aflicción sí o sí hará parte de la vida de todo cristiano, por qué, porque estamos en el mundo; pero la fortuna que tenemos es que no estamos solos en el mundo, tenemos a Dios de nuestro lado, así que no hay por que temer. Además, Dios mismo es quien permite que pasemos por aflicción, si Él no quisiera que pasáramos difíciles situaciones, sencillamente no lo permitiría, pero si lo permite es porque sabe que esa aflicción será un instrumento de trasformación y de gloria en Cristo Jesús para nosotros.

Toda aflicción por más dura que parezca probará nuestro corazón, nuestro carácter en Cristo y el amor que tenemos por la Palabra de Dios; es decir, en cada aflicción Dios podrá confirmar que tan obedientes y fieles somos a Su Palabra, que tan cierto es lo que le expresamos cuando estamos orando, cuando lo estamos alabando con cánticos de amor y de gloria, porque en ocasiones hablamos más de lo que en realidad somos y hacemos; tal vez Dios quiere revelarnos nuestra verdadera condición espiritual para así perfeccionarnos y santificarnos.

La aflicción es un deleite para la carne, en el sentido de que es ahí donde mayor protagonismo puede obtener; la aflicción puede debilitarnos, entristecernos y fácilmente hacernos caer en queja, en rebeldía, en cobardía, en desobediencia, en general, en pecado. Así que la aflicción es un filtro para Dios, un filtro a través del cual pone a prueba la fe que decimos tener en Él y en Su Hijo Jesús, en Su Palabra y en Sus promesas. 

Lo ideal sería poder atravesar ese filtro en excelencia cada vez que pasemos por aflicción, pero sabemos bien que no es así. Sin embargo, al ser escaneados completamente por la lupa del Señor, todo lo que sale a la luz en esos momentos de aflicción nos permite de cierta forma crecer en humildad y en mansedumbre hacia Él; reconociendo nuestra condición y nuestra dependencia de Él, es así como de Su mano podemos pasar al otro lado de la aflicción y celebrar la victoria que sólo en Su Hijo podemos obtener.