Ilumina el propósito: ¿Qué vino a hacer Jesús?

Por Denise Trio

“El Espíritu del Señor omnipotente está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a sanar los corazones heridos, a proclamar liberación a los cautivos y libertad a los prisioneros,”—Isaías 61:1 (NVI)

“El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos,”—Lucas 4:18 (NVI)

Todos hemos visto películas en las que una ciudad o un grupo de personas inocentes son encarcelados injustamente o capturados por un antagonista. Un héroe se levanta de manera desprevenida, superando todos los obstáculos para derrotar al enemigo y traer libertad y restauración a la gente. Este patrón del bien venciendo al mal es la historia del evangelio y se superpone a cada historia cautivadora. De hecho, está resumido en estos dos pasajes de las Escrituras.

En el primer pasaje, el profeta Isaías habla en nombre del Ungido. En el Antiguo Testamento, la unción es una señal del Espíritu Santo que a menudo se indica con aceite, a menudo colocado en la cabeza. Los sacerdotes fueron ungidos, y el aceite en el exterior simbolizaba el llamado, el servicio y la transformación que ocurría en el interior. Aquí, el Ungido es llamado de entre los otros que fueron ungidos en el Antiguo Testamento. Este es el Mesías.

Además, las profecías del Antiguo Testamento eran advertencias del día y predicciones sobre el futuro. Hay cientos de profecías acerca de Jesús, escritas o habladas cientos de años antes de que viniera a la tierra. ¡Las cumplió todas! Específicamente, la profecía de Isaías que se encuentra aquí en el capítulo 61. Fue escrita unos 700 años antes del nacimiento de Jesús y, como veremos, claramente apunta a Jesús.

Avancemos rápidamente al Libro de Lucas. En los primeros tres capítulos, leemos sobre el nacimiento de Jesús en un pesebre, Su genealogía y Su bautismo. Todas estas profecías se cumplieron.

En los versículos antes de nuestro pasaje de hoy, Jesús está en la sinagoga y se pone de pie para leer el rollo de Isaías. Después de citar directamente Isaías 61, Jesús declara que esta profecía se cumple en Él. Este rollo iluminó Su propósito. Él es Aquel de quien todos los profetas hablaron: el Mesías; ¡el Ungido! Cientos de años después, es el mismo Espíritu el que lo ha ungido. Es el mismo Señor quien está hablando. El mismo propósito de Dios es enviar a Su Hijo para traer libertad, sanidad, consuelo y las buenas nuevas. ¡Esto fue y es sorprendente!

Dado que esto tuvo lugar al comienzo de Su ministerio, la declaración de Jesús establece lo que vemos en el resto del Libro de Lucas y los otros relatos de los evangelios. Jesús trae libertad y sanación física, emocional y espiritualmente a aquellos que están encarcelados, con el corazón quebrantado o ciegos.

Esto es lo que Jesús sigue haciendo por nosotros hoy. Somos los ciudadanos de la ciudad en esa película que han sido tomados cautivos. Estamos empobrecidos, atados y cegados por el pecado. Necesitamos a alguien que nos rescate. ¡Jesús es nuestro héroe, que conquistó al maligno y vino a liberarnos!

Tienes un propósito. Fuiste creado con un propósito. No tienes que vivir tu propósito solo. Dios lo logra a través de ti. Su trabajo es escucharlo, obedecerlo y seguirlo (Hebreos 13:21; Romanos 8:11; Filipenses 2:13).

DEJA ENTRAR LA LUZ

Chrīstós: El Ungido del Señor. El elegido.

En Lucas 4: 18-19 (NVI), vemos a Jesús leer de Isaías 61, que dice: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a proclamar la libertad de los prisioneros y la vista de los ciegos, a liberar a los oprimidos, a proclamar el año del favor del Señor ".

Luego, en el versículo 21, declaró a todos los que estaban escuchando: "Hoy se cumple esta Escritura a sus oídos". Básicamente, Jesús les dijo que esto estaba escrito sobre Él; que había venido en el Espíritu del Señor, el Mesías prometido, para lograr este mismo propósito. Su ministerio pondría en marcha el plan perfecto y definitivo del Dios de salvación, redención y libertad, hecho posible a través de Su muerte y resurrección eventuales.

DEJA BRILLAR LA LUZ
El propósito de Jesús era servirnos y salvarnos. Piense en una forma en que puede servir a alguien hoy.