Navidad: Ilumina La TemporadaMuestra
Ilumina el Camino: De Nazaret a Belén
Por Samantha Rodriguez
“Por aquellos días César Augusto decretó que se levantara un censo en todo el Imperio romano. (Este primer censo se efectuó cuando Cirenio gobernaba Siria). Así que iban todos a inscribirse, cada cual a su propio pueblo. También José, que era descendiente del rey David, subió de Nazaret, ciudad de Galilea, a Judea. Fue a Belén, la Ciudad de David, para inscribirse junto con María su esposa. Ella se encontraba encinta y, mientras estaban allí, se le cumplió el tiempo. Así que dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la posada.”—Lucas 2:1-7 (NVI)
¿Alguna vez has visto la película El Señor de los Anillos? ¿O La Novicia Rebelde? Estos son dos ejemplos de películas que duran entre 2.5 a 3 horas, lo suficiente para verlas en un corto viaje por carretera. De hecho, el viaje de María y José de Nazaret a Belén tardaba alrededor del mismo tiempo, excepto que su viaje no era un viaje por carretera.
Antes de que María diera a luz a Jesús, al final de su embarazo, ella y José tenían que viajar unos 175 kilómetros para un censo. Claramente no tenían coches, así que probablemente viajaron a pie con algunos animales, como burros o camellos para ayudarles a apoyarlos. ¡Este viaje podría haber tomado de 7 a 10 días! Sin embargo, lo más probable es que no habrían soportado el viaje solos.
Muchas ilustraciones del viaje y de la natividad que tenemos hoy imponen la mentalidad individualista de la cultura occidental, cuando esa no era la cultura en la que se encontraron entonces. En un libro llamado Lectura Errónea de la Escritura con los Ojos Occidentales por E. Randolph Richards y Brandon J. O’Brien, los autores escriben cómo José era uno de los muchos parientes en el linaje de David; por lo tanto, toda su familia también estaría viajando a Belén para el censo. Como resultado, José sabía que no estarían solos para el viaje o para el nacimiento.
Las Escrituras también dicen que “mientras estaban allí, llegó el momento de que naciera el bebé”, lo que indica que probablemente estuvieron en Belén por lo menos unos días antes de que llegara el tiempo de María. Nos hemos imaginado que llegan a Belén y cada posada está llena, así que tienen que quedarse en un establo, pero cultural e históricamente esto también es inexacto! La nueva versión internacional proporciona una traducción más precisa del término griego original kataluma, que significa “habitación de huéspedes”. Durante este tiempo, no había muchos “posadas” en el sentido de moteles o hoteles como los imaginamos, y la gente común especialmente no estaría alojándose en lugares como estos tampoco. La familia era muy valorada, como ya hemos visto, lo que significa que no habría suficiente espacio para que María y José en la habitación de la familia diera a luz porque todos habrían estado en la ciudad para el censo. Por lo tanto, el lugar más privado habría sido una especie de cueva que la mayoría de las casas tenían adjuntas para el preciado ganado de la familia.
En este humilde escenario, el Mesías vino al mundo. La Palabra se convirtió carne rodeado de animales malolientes y familia amorosa. El viaje a Belén, donde Dios profetizó, “aunque eres pequeño entre los clanes de Judá, saldrá el que gobernará a Israel, sus orígenes se remontan hasta la antigüedad, hasta tiempos inmemoriales” (Miqueas 5:2 NVI). Fue largo y arduo. Desde el momento en que María recibió la promesa de Gabriel, fueron nueve meses de múltiples emociones y trabajo físico que conducían a la promesa recibida del Mesías, sin embargo, el Señor fue fiel para iluminar el viaje un paso a la vez a pesar de todos los altibajos.
Aunque los viajes que Dios nos lleva a lo largo de nuestras vidas pueden parecer confusos, dolorosos y desafiantes a veces, sabemos que todavía es fiel para iluminar el camino. El es fiel al no permitirnos soportar el viaje solos, y es fiel al proporcionar en el camino, aun cuando el resultado sea diferente de lo esperado.
El viaje de María y José valió la pena porque les trajo a ellos, y a nosotros, a Jesús, nuestro Redentor. Esto hace que nuestro viaje valga la pena todos los días, porque ahora tenemos la seguridad de la mejor promesa: ¡nuestra salvación!
DEJA ENTRAR LA LUZ
El camino de Nazaret a Belén
En Lucas 2:1, 3 (NVI), dice: "En aquellos días César Augusto emitió un decreto para que se hiciera un censo en todo el imperio romano... así que iban todos a inscribirse, cada cual a su propio pueblo".
Este verdadero acontecimiento histórico fue conocido como el Censo de Quirino, el gobernador romano que fue asignado por César Augusto para llevar a cabo un censo en Judea con fines fiscales en el momento del nacimiento de Jesús. Por esto, María y José tuvieron que viajar de Nazaret en Galilea a Belén, ya que ambos eran de la línea de David. Este fue un viaje de 150 kilómetros, lo mismo que ir de Miami a Cuba, fue un viaje de unos cinco días y es conocido como un viaje bastante duro.
DEJA QUE BRILLE LA LUZ
Los padres de Jesús tuvieron que ir a Belén antes de su nacimiento. Piensa en un momento en que tuviste que hacer algo que no tenía sentido al principio, pero viste a Dios obrar a través de él.
Escrituras
Acerca de este Plan
En este devocional de 13 días, examinaremos la historia de la Navidad como nunca antes. Comenzando desde Génesis, veremos cómo toda la historia apuntaba al nacimiento de Jesús, y descubriremos cómo una relación con Jesús, la luz del mundo, cambia todo y trae nueva vida, luz, alegría, paz ¡y esperanza en nuestras vidas!
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Nos gustaría agradecer a Calvary Chapel Ft. Lauderdale por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://resources.calvaryftl.org/Espanol