¡Elegido Para Ser Un Milagro! Plan De Adviento Basado en “The Chosen”Muestra

Día 22: Te perdono

Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. Y se difundió su fama por toda Siria; y le trajeron todos los que tenían dolencias, los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos; y los sanó. Y le siguió mucha gente de Galilea, de Decápolis, de Jerusalén, de Judea y del otro lado del Jordán. (Mateo 4:23–25)

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. (2 Corintios 5:17)

Como ya te había contado el primer día, cuando Jesús vino a mi encuentro, mi vida fue totalmente restaurada. Pude sentir todas las tinieblas salir de mí, y desde entonces seguir a Jesús había sido mi nueva vida. ¡No podía estar más contenta! 

Sin embargo, algunos miedos todavía me perseguían. Cada vez que veía a un soldado romano, los recuerdos del abuso que sufrí en el pasado me venían a la mente, así como el temor de que pudiesen repetirse. Tenía una lucha interna para mantener la calma y confiar en Jesús. 

Pero lo que más me desestabilizó fue aquella vez que encontramos a una persona endemoniada. Jesús solía sanar y liberar a muchas personas (Mateo 4:24), pero esa vez pude notar en el ambiente las tinieblas del pasado. Era un muy mal recuerdo. Las dudas me atormentaban. ¿Y si esas tinieblas volvían de nuevo?

Por un momento, creí que todo lo que Jesús había hecho en mí había sido solo una ilusión. Me empezaron a venir a la mente pensamientos tales como: “¿A quién estaba engañando? ¿De verdad pensaba que una mujer con un pasado como el mío podría seguir al Mesías? ¡No servía para nada, tarde o temprano caería de nuevo en las tinieblas, y avergonzaría al Maestro!”

Sentía una confusión tan grande que no podía soportarlo más. Sin decir nada a nadie me fui de allí, al único lugar que conocía: mi antigua vida en Capernaúm. No sabía lo que estaba haciendo: el miedo y la ansiedad se habían apoderado de mí. No me sentía digna de estar con Jesús.

Tras unas horas, Pedro y Mateo me encontraron. Mi estado era lamentable, pero con paciencia me convencieron para que volviese al campamento con ellos. ¡Estaba tan avergonzada de haberme escapado, de haber recaído en cosas del pasado! No sabía cómo presentarme ante Jesús: le había fallado totalmente. 

Reuní finalmente las fuerzas para acercarme a Él y pedirle perdón. Tenía tantas dudas hacia mí misma: sinceramente, no creía que pudiese estar a la altura. Sus palabras me animaron y me confortaron, pero, aún así, ¡estaba tan decepcionada conmigo misma! Finalmente me dijo aquella que más necesitaba oír: “Te perdono. ¡Ya está!”. Me puse a llorar en sus brazos. Podía realmente sentir Su perdón en mí.

Gracias a Su amor tan increíble, fui restaurada, y he aprendido a apartar de mí las mentiras de las tinieblas. Ahora sé que ya no soy quien era, sino que soy una persona nueva: las cosas de mi antigua vida han quedado en el pasado, y ahora todas han sido hechas nuevas por Él (mira 2 Corintios 5:17)

Mi nombre es María de Magdala, y, a pesar de mis errores, sigo siendo elegida por Jesús. 

PD: Querido/a amigo/a, quizá tú también has fracasado en ocasiones, y te has alejado avergonzado/a de Dios, pero Él no se avergüenza de ti. Él te espera con los brazos abiertos para perdonarte y restaurarte. Si te sientes acusado y condenado, sencillamente ven a Jesús y deja que Él te renueve y te inunde con Su perdón en este día. Y si hay otras personas que te hayan ofendido, perdónalas también. ¡Navidad es el momento perfecto para hacerlo!

Si quieres profundizar más en la meditación de hoy, no dudes en ir al Diario de Oración y apuntar ahí tus pensamientos. Si todavía no lo has descargado, puedes hacerlo en el enlace que aparece en la Introducción del plan de lectura ;)

¡Eres Elegido/a para ser un Milagro!
Christian Misch