¿Quién Eres Para Dios?Muestra

Somos amigos de Dios por medio de Jesucristo

Juan 15:15 (RVR1960) “Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer."

Muchas personas que están en las iglesias creen que cuando aceptan a Cristo como Señor y Salvador todo termina; en realidad ese es el principio de nuestra relación con Dios.

La Palabra nos enseña que podemos hacernos amigos de Dios por medio de Jesucristo, esto porque cuando nos acercamos más y más a Dios y le conocemos mejor empezamos a cambiar nuestro estilo de vida para ser más agradables delante de Él; si bien es cierto que por medio de Cristo obtenemos la vida eterna y el acceso a las promesas de Dios, también es cierto que debemos alimentar esa maravillosa relación buscando conocer más a Dios cada día; es aquí donde inicia nuestra travesía para conocer más de quien somos nosotros para Dios.

Puede que desde hace mucho tiempo seas hijo de Dios, pero te quiero preguntar, ¿ya eres amigo de Dios?. Si no es así entonces hoy el Padre te está dando la oportunidad de conocerle más y acercarte a Su presencia para que estreches la relación de amistad.

Yo no concibo una amistad íntima en la que no se conozca y comparta; de hecho las personas que llamamos amigos íntimos son aquellos con los cuales hemos tenido experiencias de vida y que mantenemos cerca de nuestros corazones; son aquellos a quienes llamamos y estamos pendientes de su bienestar; aquellos que conocimos una vez y luego salieron de nuestra vida podemos decir que son nuestros amigos porque no existe enemistad con ellos pero no nuestros amigos íntimos.

Cuando llegamos a este nivel de relación y entendemos que el Padre desea nuestra íntima amistad entonces debemos de buscarle más profundamente; es allí donde muchas personas, hijas de Dios, no llegan porque no toman el suficiente tiempo para conocer a su Padre; te invito a que reflexiones sobre este punto y analices si eres amigo de Dios o te ha bastado con ser su hijo.

Oremos: amado Padre, en el nombre de Jesucristo nos presentamos delante de Tu presencia para darte las gracias por el maravilloso regalo de ser Tus hijos; te bendecimos por el increíble obsequio que nos entregaste y te pedimos que nos ayudes a conocerte cada día más; a que seamos amigos íntimos contigo y te abramos nuestro corazón de par en par para que hagas en nuestra vida lo que Tú desees, sabemos que quieres lo mejor para nosotros y por eso te damos las gracias por lo que hiciste, haces y harás en nosotros, amén.