Simplemente Navidad, cinco días de YouVersion para recuperar la paz en las fiestas, por Tama FortnerMuestra

Muy favorecida

Escritura: Lucas 1:26-38; Juan 3:16; 1Juan 3:1

Para todos, María era una joven pobre de una villa pobre. Joven, insignificante, no muy importante. Por esto, cuando el ángel se le apareció y declaró que era "muy favorecida", seguro que María no se sintió así. De hecho, el siguiente versículo nos dice que ante el saludo del ángel, se sintió "sorprendida" (NBV), "confusa" (NTV), e incluso "perturbada" (NVI).

No debemos pensar mucho para comprenderlo. Pese a que muchas cosas han cambiado desde el tiempo de María, una no ha cambiado, nuestra ambivalente añoranza y renuencia a sentirnos muy favorecidos. Con toda la competencia y las comparaciones sutiles y no tan sutiles, parecería que la Navidad hace resaltar nuestras autopercibidas deficiencias. Es fácil mirar alrededor y fijarse en otros sintiéndonos insignificantes, sin importancia.

No escuches a las dudas. Nosotros somos, tú y yo, muy favorecidos.

Si esas palabras te sorprenden, te confunden o perturban, haz tuya la respuesta del ángel a María: "No temas,...Dios te ha concedido su favor" (Lucas 1:30, NVI). El absoluto favor y la bondad amorosa de la gracia de Dios es nuestra. No por lo que hagamos o dejemos de hacer, simplemente porque somos Suyos. No necesitamos que nos lo diga un ángel. Dios mismo nos lo ha dicho. El mensaje está en el pesebre. Nosotros, tú y yo, somos muy favorecidos porque el Señor ha elegido estar con nosotros.

Señor de Señores, enseña a mi corazón a creer que soy muy favorecido por Ti.

Recuperando la Navidad

Una bibliotecaria de niños en su hora de historias nos dijo a un grupo de mamás, con niños en nuestros rodillas, en nuestro cuello y en nuestra espalda, que las galletas fáciles para rebanar y hornear no cuentan. Yo le creí, durante años. ¿Por qué? Porque estaba queriendo vivir a la altura de la espectativa de lo que todos esperaban de mí; porque quería ser muy favorecida. Ahora sé la verdad: las galletas para rebanar y hornear sí cuentan. Ya sean galletas en trocitos, sin hornear, preparadas desde cero, con rodillo, o glaseadas. No se trata acerca de las galletas, se trata de disfrutar todos juntos al prepararlas.