Cultivando La Mente De CristoMuestra

G. DEBERES

Algunos de nuestros deberes son un obstáculo para la plena libertad. Una de las obras del Espíritu es producir en nosotros un sentido de “deber” respecto a nuestras tareas cristianas fundamentales. Debemos sentir ciertas obligaciones divinas. “En los negocios de mi Padre me es necesario estar…” 

En realidad, Dios espera que hagamos determinadas cosas. Muchos de los mandamientos de Dios subrayan los deberes que Dios ha reservado para nosotros. Para que sea válido, cada deber tiene que formar  parte de la obra eterna para su Reino. Para tener la mente de Cristo, tenemos que saber lo que Dios quiere que hagamos. El deseo de Dios es cambiar nuestros deberes de compulsión a eternidad.

H.DEUDAS

Ro. 1:14; 13:8. El Apóstol Pablo empleó el concepto de la deuda para indicar el ministerio al que estaba llamado. En otras palabras, mis deudas se convierten de seculares (temporales) al ministerio que Dios nos ha dado. La regla Bíblica es que no pidamos prestado, no debamos a nadie nada. 

Una deuda es un compromiso de pagar, es una obligación adquirida. Por ello Pablo usa ese concepto pues todo se lo debemos al Señor y es por esa obligación que amamos, y servimos.  El deseo de Dios es cambiar nuestras deudas de lo temporal a lo eterno.

I.BIENES

Casi todos estamos atados por las cosas que poseemos. Las protegemos y tomamos medidas para su seguridad. Pocos cristianos del mundo conocen la clase de vida que Cristo vivió. Él no poseyó otra cosa que la ropa que llevaba puesta. Poco a poco transformemos nuestro pensamiento de una actitud de propietarios a una actitud de administradores.

El deseo de Dios es cambiar nuestros bienes de nuestra posesión a su administración.