Vencimos el laberintoMuestra

"Mi valentía no tiembla y con las fuerzas que Él me da, podré salir,

Pero cuando parece que el final está próximo, pasa lo menos deseado:

giro y todos los caminos que diviso se multiplican

¿Cuál debo elegir?

Pero como todo aquí, esto no es decisión mía sino de Quien me ha amado.”

En el devocional del día de hoy, deseo iniciar haciéndote esta pregunta: ¿alguna vez has estado en la etapa en la que después de que todo parecía calmarse, tus incomodidades habían desaparecido y habías creído ser más fuerte que el problema, la decepción te golpea una vez más y las cosas vuelven a estar iguales o incluso peores de cómo estaban antes?

Si tu respuesta a esto es si, me complace poder traerte buenas noticias:

1. Todos en algún momento de nuestras vidas hemos pasado o tendremos que pasar esta fase o vivencia, no estás  solo, siempre habrá alguien aquí en la tierra que también pueda entender tu situación.

2. Esta etapa también forma parte del plan perfecto de Dios para tu vida, él ya lo tiene todo perfectamente calculado y si, sé que suena injusto pero es por dicha misma razón que es fundamental que conozcamos el verdadero propósito que Dios tiene para nosotros con estos procesos.

Frecuentemente necesitamos ser probados ante una misma situación. Una vez que las cosas marchan bien tendemos a olvidar a Dios, cuando realmente sin él nada tendría la posibilidad de mejorar, nada podría avanzar, es por eso que no debemos permitirnos olvidarlo y buscar de Él cuándo la situación es complicada y no das para más.

Tu desafío es que te acerques HOY a Dios, sin importar si te encuentras en tu mejor o peor etapa, te motivo a tener este acercamiento porque es en este tiempo en el que lograrás conocerlo, conocer su corazón y sus propósitos para ti, entonces no habrá mal camino que vayas a pisar o en el que vayas a tropezar porque Dios ya habrá entrenado tu corazón para que busque de su guía y palabras al momento de saber cómo actuar y pensar ante las vicisitudes,  créeme que te sorprenderá todo lo que puedes atravesar sin temor al ir de la mano de Dios.