Digno de liberarse de las mentiras de la inutilidadMuestra

En el principio

La voz de la indignidad puede paralizarte, incluso si tienes una buena comunidad a tu alrededor. Una vez que el sentimiento de no valer nada ha entrado en tu vida, puede infiltrarse en muchas áreas cuando empiezas a cuestionar tu valor como cónyuge, padre, hijo o incluso como ser humano.  

Desde el momento en que fuimos concebidos, la sangre de Cristo nos hizo dignos. Tristemente, el pecado trata de robar el precioso regalo de la dignidad de muchos creyentes. A medida que emprendemos este viaje de desafiar las mentiras de la falta de valor y mover nuestra mentalidad hacia la aceptación de la Palabra de Dios, es crucial comenzar con la definición de "valioso", pero no de la forma en que un diccionario lo define; en su lugar, necesitas tomar unos minutos y escribir tu definición de valor y cómo lo has descrito en el pasado. 

Mi historia respecto a la dignidad no es lo que podría pensarse. No tuve los padres "perfectos" que me decían que me querían todos los días. Fui concebido en adulterio, lo que también influyó en cómo percibía mi valor a una edad temprana. La aventura de mi madre causó el fin de su primer matrimonio, y el hombre que la dejó embarazada la abandonó. Nunca conocí a mi padre biológico y, más tarde, mi madre me abandonó y me llevó a hogares de acogida. No mucho después de eso, fui abusado sexualmente, lo que me envió a un espiral decadente donde escogí las drogas, el alcohol, el sexo y la pornografía para automedicarme, y me volví adicto. Estaba completamente fuera de control hasta que Cristo entró en mi vida, y empecé a liberarme de las adicciones que me estaban reteniendo y destruyendo mi autoestima. Llevo libre más de treinta años.

Tienes que reconocer la voz de la indignidad que ha estado hablando mentiras sobre ti. Es tiempo de comenzar a remover las mentiras de la falta de valor sobre tu vida y aceptar el valor y la gracia que ya tienes a través del sacrificio de Cristo en la cruz.

Eres un valioso hijo de Dios. Eso es cierto, independientemente de tus creencias o comportamientos.