Cómo aplicar la gracia en el ministerioMuestra

La gracia en las misiones

Las misiones son el envío y la salida de los discípulos de Cristo a otras culturas para ayudar a difundir el evangelio. Algunos definen las misiones como alcance local y participación social, pero eso se entiende mejor como evangelismo o alcance. 

Aquellos que ministran en culturas diferentes a la suya encontrarán un mundo confundido con obras y legalismo. Los falsos evangelios y religiones atrapan a la gente en el miedo, la incertidumbre, la inutilidad y la auto condena. La seguridad de la salvación es imposible. Procura fundamentar a la gente en el evangelio de la gracia. Es fundamental para la salvación, la seguridad y el crecimiento cristiano. 

Probablemente sea más fácil introducir el evangelio de la gracia en culturas que no han tenido ningún testimonio. Allí, los oyentes no tienen ideas erróneas sobre el mensaje cristiano ni un bagaje teológico contrario. En otros lugares, la gente suele hacer suposiciones erróneas sobre el evangelio y la vida cristiana, que dificultan su comprensión de la gracia gratuita de Dios. 

Para ser eficaces, los misioneros deben aprender la visión del mundo de otras culturas. Deben esforzarse por observar y comprender los temas en su contexto cultural; esto requiere mucha paciencia. Dado que las culturas y las visiones del mundo varían mucho, hay que enfatizar las verdades esenciales de la Palabra de Dios. El evangelio es el mismo para todos, aunque puede ser necesario explicarlo e ilustrarlo según la cultura a la que se dirige. La persistencia puede llevar a muchos a la libertad de la gracia.

Los misioneros de un país desarrollado que trabajan en naciones menos desarrolladas pueden sucumbir fácilmente a un complejo de superioridad. Esta actitud se filtrará en su estilo de liderazgo, en sus relaciones, en su mensaje y en su eficacia. Reconocer que nuestras bendiciones se deben sólo a la gracia de Dios; esto debería mantener a todo misionero humilde. Dios ama a las multitudes incrédulas tanto como a nosotros o a cualquier otra persona. 

Los misioneros generalmente se encuentran en una posición de gran necesidad. Dejando la familiaridad de su cultura de origen, sus amigos, su idioma, su vivienda, su seguridad, su tecnología, su comida y otras comodidades; serán desafiados a ajustarse, adaptarse y depender de la provisión de Dios.

La gracia es necesaria para trabajar con otros misioneros y con la población local. La gente es como es, con todas sus imperfecciones e idiosincrasias. Practicar la gracia es la única manera de sobrevivir a los desafíos interpersonales y culturales propios del campo misionero; el ministerio está lleno de desafíos y necesidades que superan nuestras capacidades. Aférrate a la preciosa promesa de Hebreos 4:16: «Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna» (NBLA).

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