Fe Y RelaciónMuestra

CUANDO DIOS ME DA LA VICTORIA

2 Corintios ‬2:14-15‬‬

“Sin embargo, gracias a Dios que en Cristo siempre nos lleva triunfantes y, por medio de nosotros, esparce por todas partes la fragancia de su conocimiento. Porque para Dios nosotros somos el aroma de Cristo entre los que se salvan y entre los que se pierden.”

Hoy has llegado a este día y te has mantenido firme, celebro contigo esta victoria.

Ahora, permite que el Espíritu Santo tome el control de tu vida, permite que Él sea el primer lugar en tu corazón, ámalo como amigo, hónralo cómo Padre, sigue teniendo una relación con Él porque esa es la base para el resto de tu vida, entonces, trabaja en esta relación con perseverancia, constancia y valentía. 

Dios ve tu disposición, luego te da la respuesta y Él siempre te da la victoria. No olvides nunca quien está contigo, quien pelea por ti, quien es tu respuesta, nunca olvides quien es Dios y de quién eres en Él. Y cuando Dios haga algo grande en tu vida reconócelo a Él en todo, nunca pienses que lo hiciste con tus propias fuerzas porque tú bien sabes que Él estuvo ahí todo el tiempo.

¿Recuerdas el Arca del Pacto? Era un símbolo para el pueblo de Israel de que Dios estaba con ellos cuando caminaban e iban a la batalla, pero esa misma Presencia que los acompañaba ahora vive en ti ¡hónrala! En la batalla te das cuenta que solo tenido FE la Presencia de Dios destruye murallas, abre mares, se sanan enfermos y se ganan batallas.

Oremos: PADRE gracias por la victoria, Espíritu Santo gracias porque estás conmigo, gracias porque pude conocerte más, gracias porque nunca te rindes conmigo, en ti encuentro seguridad plena, en ti confío y no me rendiré porque soy más que vencedor en Cristo Jesús, gracias porque este proceso me enseñó mucho, gracias Dios por una victoria más. Tú te mereces toda la Gloria y honra, en el nombre de Jesús, amén. 

1 Crónicas‬ 16:23-27‬‬

“» ¡Que toda la tierra cante al Señor! ¡Proclamen su salvación cada día! Anuncien su gloria entre las naciones, y sus maravillas a todos los pueblos. Porque el Señor es grande, y digno de toda alabanza; ¡más temible que todos los dioses! Nada son los dioses de los pueblos, pero el Señor fue quien hizo los cielos; esplendor y majestad hay en su presencia; poder y alegría hay en su santuario.”