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Orar con poder

Judas dice: «Ora en el Espíritu Santo» (Judas 1:20). ¿Qué significa eso? El Espíritu de Dios mora dentro de nosotros. Él vive en nuestro corazón. Él nos guía. Él guía nuestras oraciones. Él nos ilumina. Estamos llenos del Espíritu Santo. La única conexión que tenemos con Dios el Padre es a través del Espíritu Santo de Dios. A través de él, podemos decir: «Dios, quiero que escuches mis oraciones».

Al orar en el Espíritu, somos capaces de decir que hay un Dios personal. Somos capaces de ver su trabajo en nuestras vidas. Él personalmente nos encuentra donde estamos. Dios quiere que oremos a él. Él no quiere que simplemente le pidamos que bendiga nuestra comida. Él quiere que admitamos: «Señor, te necesito».

Miren, el pecado arruinará nuestra intimidad con Dios, pero nunca cambiará nuestra proximidad a Dios. No puedo caminar íntimamente con Dios y caminar en pecado al mismo tiempo. Si eres un creyente en Cristo, y sin embargo, eliges pecar, él sigue estando cerca de ti. Él mora en tu corazón. Tu fe se basa en lo que él hizo por ti, no lo que tú haces por él. Dios vive dentro de ti a través del Espíritu Santo. 

Si no eres un creyente en Cristo, entonces Jesús está a un paso de ti en todo momento. Él quiere que recurras a él. Él quiere que digas: «Señor, sé que soy un pecador; te pido que seas mi Salvador. Lávame hasta que quede limpio. Sé mi perdón. Sé mi Mesías. Creo en las profecías. Creo en la tumba vacía. Te necesito para salvar mi alma». Él está a un aliento de distancia del incrédulo y él mora en el creyente.

Cuando oramos, lo que sucede es que nuestras oraciones se acercarán a nuestra conexión en nuestro corazón con Dios. Realmente llegamos a conocerlo, porque ahora estamos hablando con él. Así que somos capaces de decir: «Señor, no solo sé por qué creo; estoy hablando con quien creo. Te pido ayuda y estoy llamando en nombre de mi familia, mis hijos, mis nietos, mi matrimonio, mi soltería, mi trabajo, mi oficina». Donde quiera que vayas, ora. Solo ora y deja que Dios haga su trabajo.