PazMuestra

Paz, tres simples letras que describen una realidad que todos deseamos pero que pocos luchamos por conseguir. Grandes compositores han tratado de describirla en apacibles notas e interminables lineas melódicas, pintores en colores que tienden a entregarnos momentos reflexivos en una habitación de exposiciones, e incluso poemas que exaltan las emociones cuando se escucha la lectura de palabras pacíficas. Y efectivamente, todo aquello y muchas cosas más, pueden traer paz justamente a nuestras emociones; a nuestra alma, pero, ¿qué hay de nuestro espíritu? 

Si comprendemos plenamente que el alma debe estar sujeta al espíritu, y no el espíritu al alma, donde radican nuestras emociones, nuestros deseos, pensamientos, decisiones, sentimientos, etc. entonces comprenderemos lo que Dios nos habla en el versículo de Isaías de la maravillosa forma de conseguir esta paz.

Dentro de la vida nos encontramos con muchas situaciones adversas, problemas cotidianos o incluso inesperados, seguramente cada uno de nosotros reaccionamos de distintas formas ante estos acontecimientos, quizá con tristeza, desesperación, evasión, enojo, o ansiedad; cada una de estas emociones, y aun algunas otras, pueden traer como consecuencia que nuestra vida se deteriore, que los días se vuelvan insoportables, y los meses algo aparentemente eterno, interminables.