Mi Más Alto Escondite Muestra

Un escondite eterno

Nuestro Dios no sólo es un refugio seguro, sino que también es eterno. 

Pertenecemos a un Dios inamovible, que no puede ser sacudido ni destruido. 

Servimos a un Dios que se pone a nuestra disposición para ser nuestro escondite, no sólo por un momento, sino eternamente. 

Deuteronomio 33:27 nos recuerda que nuestro Dios nos sostiene para siempre en sus brazos:

“El Dios eterno es tu refugio;

    por siempre te sostiene entre sus brazos.

Expulsará de tu presencia al enemigo

    y te ordenará que lo destruyas”.

Contamos con la protección de Dios eternamente. Él nos rodea, sostiene y protege con su mano poderosa. Porque es eterno, él puede ser nuestro escondite en tiempos de necesidad.

¿Por qué es mejor refugiarse en Dios? ¡Porque él es el mejor refugio!

Muchas veces, elegimos escondites temporales, tal vez en nuestro trabajo, posesiones, posiciones, relaciones, rutinas o redes sociales. Pero estas cosas no son estables. Puede que te hagan sentir seguro a veces, pero esa falsa seguridad sólo durará una temporada. Sin embargo, la seguridad que nos brinda Jesús durará para siempre. 

No estás sólo, ni ahora ni nunca, porque Dios está contigo. ¿A quién vas a recurrir cuando las cosas se pongan difíciles? Dios te recuerda que quiere ser tu refugio, quiere darte las fuerzas para seguir adelante. Jesús es nuestro escondite perfecto, disponible, seguro y eterno. 

Hoy quiero animarte a que corras ante los pies de Jesús y lo hagas tu refugio. 

Cuando sientas que ya no hay salida, ¡corre a tu más alto escondite! 

Cuando no tengas fuerzas, ¡corre a los brazos de Jesús! 

Cuando no entiendas la razón por la que suceden algunas cosas, confía en que Dios tiene el control. 

Nuestros problemas son temporales, ¡pero nuestro Dios es eterno!

Oración: Jesús, te doy gracias porque en ti encontramos refugio y fortaleza. Ayúdanos a correr a tus pies en tiempos de incertidumbre. Ayúdanos a tener esa convicción de que tú eres nuestra roca, amparo, escudo y protección. Amén.