Jesús se compadece de nosotros

a. No tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse: Hasta ahora, el escritor de Hebreos ha tenido cuidado de documentar la deidad de Jesús (Hebreos 1:4-14) y al mismo tiempo, con el mismo cuidado, recordar su compasiva humanidad (Hebreos 2:5-18). Esto significa que Jesús, Dios hijo, con su trono en el cielo, nuestro sumo sacerdote, puede compadecerse de nuestras debilidades.

• Para los antiguos griegos, el atributo principal de Dios era la apatheia, la incapacidad esencial de sentir nada en absoluto. Jesús no es así. Él sabe y siente aquello por lo que pasamos. La palabra griega antigua para compadecerse literalmente significa “sufrir junto con”.

• Lo que hace la diferencia es que Jesús agregó la humanidad a su deidad y que vino y vivió entre nosotros como un hombre. El hecho de que haya estado ahí, hace toda la diferencia. Es posible que escuchemos de alguna tragedia en una escuela secundaria y sintamos un poco de tristeza. Pero no se parece en nada al dolor que sentiríamos si fuera la escuela secundaria a la que asistimos.

b. Sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado: Jesús sabe lo que es ser tentado y luchar contra el pecado, aunque nunca fue manchado por el pecado. “Su impecabilidad fue, al menos en parte, una impecabilidad ganada a medida que ganó victoria tras victoria en la batalla constante contra la tentación que conlleva la vida en este mundo.” (Morris)

• A veces pensamos que debido a que Jesús es Dios, nunca podría conocer la tentación como nosotros. En parte, esto es cierto: Jesús enfrentó la tentación mucho más severamente de lo que jamás lo hemos hecho o haremos. Aquel Que No Tiene Pecado conoce la tentación de una manera que nosotros no, porque solo el que nunca cede a la tentación conoce toda la fuerza de la tentación. Es cierto que Jesús nunca enfrentó la tentación en un sentido interno como lo hacemos nosotros, porque nunca hubo una naturaleza pecaminosa que lo empujara al pecado desde adentro. Pero conoció la fuerza y la furia de la tentación externa de una manera y en un grado que nosotros nunca podremos conocer.

• “Sin embargo, soportó triunfalmente toda forma de prueba que el hombre pudiera soportar, sin debilitar su fe en Dios ni relajar su obediencia a él. Tal resistencia implica más, no menos, que el sufrimiento humano ordinario.” (A.B. Bruce)

c. Compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo: Jesús puede compadecerse de nuestra debilidad y nuestra tentación, pero no puede compadecerse de nuestro pecado. No debemos pensar que esto hace que Jesús se compadezca menos de nosotros, ni que podría entendernos mejor si hubiera pecado.

• “Pero escúchenme, no imaginen que si el Señor Jesús hubiera pecado hubiera sido más tierno con ustedes; porque el pecado es siempre de naturaleza endurecedora. Si el Cristo de Dios hubiera pecado, habría perdido la perfección de su naturaleza compasiva.” (Charles H. Spurgeon)

Basado en el Comentario Bíblico Enduring Word de David Guzik.