El camino al ReinoMuestra
¿Estás ofendido?
Juan el Bautista había pasado su vida adulta anunciando la venida del Mesías. Juan era primo de Jesús, lo que significa que sabían sobre los milagros relacionados al nacimiento de ambos. Ahora que han desarrollado completamente sus ministerios, tanto Juan como Jesús han coincidido en anunciar firmemente que el Reino está cerca.
A pesar de esto, Juan envió a sus discípulos a preguntarle a Jesús si Él era el Mesías o si tenían que esperar a otro. ¿Acaso Juan no lo sabía? Aparentemente lo sabía, sin embargo ahora parece inseguro.
Juan esperaba un revolucionario que derribaría el sistema político, religioso y cultural de su tiempo. Creía que el Mesías lideraría una rebelión justa respaldada por Dios. Sin embargo, ¿dónde estaba Juan en ese momento? Estaba encadenado en la cárcel, sufriendo las agresiones del abusivo e idólatra Herodes. ¿Qué estaba haciendo Jesús al respecto? Nada.
Si Jesús era a quien esperaban, ¿no establecería su Reino, derrocando a los opresores sociopolíticos, convocando a una reforma de la élite religiosa y autodenominándose el Rey justo escogido por Dios? ¿No intervendría en la situación de Juan, trayendo su implacable juicio sobre la injusticia? De acuerdo a las expectativas de Juan, la respuesta habría sido sí.
Jesús le advirtió a Juan que no se ofendiera. Juan tendría que resistir la tentación y decidir creer incluso frente a los insultos, la injusticia y la ofensas. Para Juan no habría liberación. Sus expectativas lo habían dejado confundido, escéptico y tentado a la incredulidad. En esa experiencia y esas circunstancias, Jesús lo desafió a tener fe.
¿Cuán a menudo nos ofendemos con Dios cuando nuestras expectativas no se cumplen o cuando sentimos oposición o injusticia? Comenzamos a dudar de su amor, su bondad, su fidelidad, su presencia e incluso si Él es real. ¿Cuántos se han alejado y decidido no seguir más a Jesús por esta misma razón? Así es como el enemigo destruye lo que hace el Espíritu.
Estamos a punto de ver otro gran movimiento de Dios. Si queremos unirnos a Él y a su Reino, en un mover del Espíritu en nuestra generación, no debemos ofendernos.
Acerca de este Plan
Dios está despertando a su Iglesia y necesitamos ver el cuadro completo. Cuando los tiempos se pongan difíciles, nos sentiremos tentados a renunciar. Sin embargo, no es el momento de darse por vencido. Acompáñanos a aprender a entender los tiempos en que vivimos, así como a adquirir estrategias sobre cómo defender y hacer avanzar el Reino de Dios.
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