Mujeres en El LiderazgoMuestra

Hace algunos años recibimos junto con mi esposa y un grupo de líderes y pastores provenientes de algunos países de Latinoamérica, una refrescante jornada de sanidad interior. La portada del material que trabajamos en aquella ocasión tenía la imagen del “Hijo pródigo”, una de las obras más representativas del pintor holandés Rembrandt.

Lo interesante de esta jornada, entre muchas cosas, fue descubrir la misericordia de Dios para con la humanidad captada tan espléndidamente por Rembrandt a través de los dos brazos del Padre (Dios), un brazo tiene forma masculina y el otro forma femenina, destacando así, no solo la paternidad de Dios; sino el valor y la importancia que Dios le da a cada género por igual.

Y esto me sorprendió de sobremanera, porque de forma inmediata conecté con los recuerdos de mi abuela “Chila" y mi madre "Lilia”, quienes fueron los instrumentos que Dios usó para que conociera la fe en Jesucristo.

Y es que en esto consiste el valor del liderazgo femenino, en saber que las mujeres son testigos vivientes de la verdad sobre la naturaleza humana que, en sus propios cuerpos, alejan al ser humano de la idolatría, rebeldía y pecado, hacia una verdadera fe y devoción cristiana.

Pablo, el Apóstol de los gentiles, hablándole a los griegos platónicos de la época que despreciaban el mundo “Material” en aras del “Ideal- metafísico”, les dijo lo siguiente:

“Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley...” (Gal 4:5-7).

¡Qué interesante!, Dios no consideró la carne (Esencia) de la mujer como algo que deba ser despreciado, ignorado o encubierto ¡No! Dios lo eligió para ser un poderoso instrumento en Su proyecto de salvación en Jesucristo. Es por eso que Él consideró conveniente honrar a las mujeres entrando al mundo a través de una de ellas. Dios se asoció con una mujer, en su carne, para hacerse carne.

En otras palabras, el pasaporte que usó el hijo de Dios para entrar al mundo material fue el cuerpo de una mujer.

Por su parte, María de Nazareth mostró un gran liderazgo en la formación de la primera iglesia cristiana y una enorme pasión para hacer justicia en los pobres y marginados de la época, al considerarse ella misma como una sierva del Señor.

En su liderazgo, las mujeres nos recuerdan a los hombres que nosotros también somos carne. Al hacerlo, nos animan a aceptar nuestras limitaciones, debilidades y nuestra pecaminosidad, y así, con humildad poder aceptar la salvación que viene a través de Jesucristo.

Queremos darte las gracias, querido lector, por completar este plan devocional. Oramos por ti y nuestro deseo de corazón es que haya sido de bendición para tu vida.

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Con amor en Cristo,

Pr. Juan Carlos Calle - Equipo Conectar Global