El Matrimonio Desmoronado vs. el Varón Perfecto

Esta tercera prueba fue aún más difícil, el tornillo se fue apretando aún más fuertemente. Job tenía un matrimonio feliz; de no ser así, no hubiera tenido esta buena reputación de varón perfecto. ¿Quién más si no su esposa para confirmarlo?

La esposa tiene una inmensa influencia en el matrimonio, ya sea para bendición o para maldición. La mujer sabia edifica su casa; mas la necia con sus manos la derriba (Prov. 14:1 RVR60).

Un ejemplo de esto podemos verlo en Acab; jamás habría tenido un fin tan horrible, si no hubiera sido influenciado por su esposa Jezabel.

Sansón jamás habría caído de tal manera bajo el poder del enemigo, si no hubiera sido sucumbido por la influencia de Dalila.

Salomón jamás habría sido abandonado por el Señor, si no hubiera escuchado a mujeres extranjeras...

Pero encontramos en la Biblia también a mujeres que ejercieron una influencia de bendición. Por ejemplo: Abigail, que hizo desistir a David de la idea de matar a su marido Nabal (1 Samuel 25:18-35).

¿Y la esposa de Job? Hasta ese momento había ido completamente por el camino de su esposo. Pero de repente todo se derrumbó encima de ella. Había vertido sus lágrimas delante de las tumbas de sus diez hijos hasta quedar secos sus ojos. Material y financieramente, su esposo estaba completamente arruinado, y ella con él. Pero lo que era todavía más grave: vio a su esposo sentado en la ceniza y hecho un desastre. Entonces sucumbió al resentimiento y a la rebelión, y se puso contra su esposo Job diciéndole: "¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete" (2:9). En otras palabras: "¿De qué te sirve ahora toda tu fe? ¡Ahora que viene la tribulación, Dios no te ayuda!" En silenciosa desesperación, levantó el puño contra el cielo y se apartó de Dios.

Hoy, por hoy, tanto hombres como mujeres viven en rebelión y resentimientos, sin considerar el daño espiritual que hacen a sus cónyuges.

¿Cómo reaccionó Job a esta tercera prueba?

Su reacción fue divina, o sea perfecta. Desde su montón de ceniza, con toda claridad y severidad le dijo en plena cara a su mujer: "Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas (necia-tonta), has hablado". Con esto, le volvió la espalda y se aferró aún más resueltamente al Señor. Al actuar así, practicó el mandamiento de Jesús, que encontramos en Lucas 14:26 RVR60: "Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aún también su propia vida, no pude ser mi discípulo."

La autenticidad de la entrega de Job al Señor en obras de justicia fue probada de esta manera en todas las áreas de la vida: material, familiar, física y matrimonial. Cuando estos cuatro factores vitales se derrumbaron en la vida de Job, se destacó como: Varón Perfecto.

¡Job siguió aferrado a su Señor! El Señor era el Primero en su vida. ¡El oscuro propósito que Satanás tenía para Job, al fin y al cabo, llevó a la glorificación del Señor; pues Job siguió aferrado a su Dios!

¿Y tú?