Según El Corazón De DiosMuestra
Busca el rostro de Dios
Es importante buscar la mano de Dios. De hecho, es esencial. Buscamos la mano de Dios para que nos proporcione las cosas que necesitamos. «Danos hoy el pan nuestro de cada día». Buscamos la mano de Dios porque lo necesitamos, porque dependemos de Él, y porque estamos desesperados por Él. Esta dependencia agrada a Dios. Es lo contrario de la orgullosa autosuficiencia.
Una y otra vez, la Biblia nos dice: pide, pide, pide. Pide la mano de Dios. Pero hay algo aún más importante que buscar la mano de Dios: buscar el rostro de Dios. Es decir, buscar a Dios mismo. Nosotros buscamos a Dios por lo que es, no por lo que puede hacer por nosotros. Le buscamos para conocerle, para amarle, para acercarnos a Él y para intimar con Él. Adoramos. Alabamos. Le damos gracias. Le cantamos. Le decimos que le amamos. Derramamos todo lo que hay en nuestro corazón. A.W. Tozer escribió una vez: «Estamos llamados a una preocupación eterna por Dios».
Stuart Sacks cuenta esta historia: «Mientras servía en Paraguay, un indio maka llamado Rafael vino a sentarse en mi porche. Yo estaba comiendo y salí a ver qué quería. Respondió: Ham, henek met. De nuevo le pregunté qué podía hacer por él, pero la respuesta fue la misma. Entendí lo que decía, pero no su significado: No quiero nada; sólo me he acercado. Más tarde compartí el incidente con un veterano misionero local. Me explicó que era la forma en que Rafael me honraba. Realmente no quería nada; sólo quería sentarse en mi porche. Encontró satisfacción y placer con solo estar cerca de mí. ¿Qué te trae por aquí, hijo mío?, preguntó el señor. Ham, henek met». ¿No revela eso el corazón de la verdadera adoración? Sí, buscamos la mano de Dios. Pero primero y más importante, buscamos el rostro de Dios.
Escrituras
Acerca de este Plan
El libro de los Salmos está lleno de cantos y alabanzas de David para Dios. David era un hombre según el corazón de Dios. Amaba a Dios apasionadamente. Nosotros también podemos tener un corazón dedicado a Dios. A través de este plan de 7 días, podremos leer y aprender a ser como David, viviendo una vida dedicada de todo corazón y con pasión por Dios.
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Nos gustaría agradecer a Jeff Wells por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://www.jeffhwells.com