¿Soy Amando(a)?Muestra

Mi nieto Charlie recientemente descubrió que ahora es lo suficientemente alto como para realizar un nuevo truco. Ahora puede alcanzar la estufa, girar las perillas y ver cómo se enciende la llama. No solo eso, sino que también es lo suficientemente alto como para girar las perillas de las puertas. Antes podíamos cerrar todas las puertas y él estaría bien. ¡Ahora puede salir por la puerta en un instante! ¡No estoy seguro de cómo pueden sobrevivir los niños en estos días!

La crianza de los niños a veces requiere que les demos un poco de dolor temporal para evitar que hagan algo peligroso, como incendiar la casa o ser atropellados por un automóvil. Incluso en ese momento de corrección, todavía los amamos porque son nuestros hijos. Ellos son parte de nuestra familia.

Entonces, ¿Qué nos puede separar del amor de Dios? Nada. Romanos 8:38 declara que ni la vida, ni la muerte pueden separarnos del amor de Dios. Piénsalo. Esos son los dos extremos de la existencia: o estamos vivos o estamos muertos. Ninguno de los dos puede separarnos del amor de Dios. Ni los ángeles, ni los principados, ni las potestades (los extremos del poder en el universo).

Los dos extremos del tiempo no pueden separarnos del amor de Dios: ni las cosas presentes ni las futuras. La altura y la profundidad son los dos extremos de la distancia y no pueden separarnos del amor de Dios. En otras palabras, nada podrá separarnos del amor de Dios, ¡nada! Es increíble lo seguros que podemos estar: ¡somos amados por Dios! Puede que Dios tenga que disciplinarnos con amor, pero incluso en esos momentos de disciplina, nos ama y nada puede separarnos de su amor.