Cómo Manejar La DecepciónMuestra

Dios siempre habla

Un tercer principio que puede sostener a los cristianos en los momentos más difíciles es saber que Dios siempre está hablando. Génesis continúa el relato de la creación con las palabras "y dijo Dios". Necesitamos conocer esta verdad, independientemente de lo que estemos atravesando. No importa lo lejos que parezca Dios, no importa lo confusa que parezca nuestra circunstancia, el Señor siempre está hablando su Palabra. Él habla de la luz en nuestra oscuridad. 

Hay varios medios a través de los cuales Dios puede hablar en nuestras circunstancias. Dios puede hablarnos a través de su Palabra escrita: Un versículo bíblico o un pasaje de nuestra lectura devocional puede cobrar vida y llenar nuestro corazón de esperanza. El Señor puede hablar a través de las circunstancias mismas: Podemos estar en medio de la desesperación, cuando escuchamos la buena noticia de que algo inesperado está sucediendo en nuestras vidas. Podemos escuchar una canción de alabanza en la radio que habla directamente a nuestra circunstancia, diciéndonos que no estamos solos en nuestro sufrimiento. Dios también puede hablarnos a través de otras personas. El Señor puede traer a alguien de nuestra iglesia, o incluso a un extraño, para darnos un mensaje alentador que llene nuestro corazón de esperanza y nuestra oscuridad de luz. Dios siempre está hablando; sólo tenemos que aprender a escuchar.

No sólo es importante saber cómo nos habla el Señor en los momentos difíciles, sino también lo que nos dice cuando estamos desesperados. A menudo, buscamos una explicación a nuestras circunstancias difíciles. Queremos saber por qué nos ha pasado algo horrible. Cuando buscamos una explicación, magnificamos nuestras circunstancias y nos detenemos en ellas. Exigimos saber por qué nos pasó algo y así nos centramos en el pasado. El Señor sin embargo, no nos da una explicación, nos da una promesa. Su Palabra llena nuestro corazón de esperanza para el futuro.

El Señor quiere que nos sanemos. Como buen Padre, quiere que nos centremos en el futuro. Para ello, tenemos que apartar los ojos de nuestras circunstancias y centrarnos en la bondad de Dios. El tercer principio que debemos conocer para superar las decepciones en la vida es que Dios siempre nos habla. Él nos da una promesa de futuro y una esperanza. Podemos estar seguros de que, independientemente de lo que haya sucedido o esté sucediendo, estaremos bien porque conocemos a Jesús.