Él Está AhíMuestra

Un cambio de perspectiva  

La Biblia nos relata en 2 Reyes 6:13-17 un momento en el que Eliseo, un hombre de Dios, estaba siendo perseguido por orden del rey. Eliseo y su criado Guiezi se encontraban rodeados por un ejército con caballos y carros de combate, sin posibilidad alguna de escapar. 

¿Puedes imaginarte cómo se habrá sentido Guiezi en ese momento? 

Él no entendía que Dios estaba con ellos. Desde su perspectiva, se encontraban a punto de entrar en el campo de batalla solos. Su enfoque estaba en el enemigo, en la situación y en lo que podía ver con sus ojos naturales, por eso no podía ver que había un ejército de ángeles que los rodeaba. 

Eliseo oró para que los ojos de Guiezi se abrieran y pudiese entender que no iban a luchar solos en esa batalla. Cuando esto sucedió, su punto de vista cambió y entendió que Dios estaba con ellos. 

Cuando sabes que Dios está ahí, cambia tu perspectiva y ves cosas que antes no podías ver. 

¿Dejas que la angustia gobierne tu corazón? Tal vez creas que cuando Jesús dijo que estaría con nosotros, dijo palabras que no iba a cumplir.

Pero su presencia es una promesa que está llena del amor de Dios, y que se cumple diariamente, cuando dormimos y cuando nos despertamos. Él estuvo con nosotros en cada momento de nuestra vida. 

Desde el momento en que tu perspectiva cambia, caminas por este mundo sabiendo que no estás solo, sabiendo que el Rey de gloria está contigo en cada momento. 

Cuando entiendes que Jesús está ahí, puedes enfrentar cualquier situación, cualquier crisis económica o de salud, porque no lo haces en tus propias fuerzas. Recuerda que no estás solo, y que los que están con nosotros son más, en todo sentido, que nuestros enemigos.

Si Dios te trajo hasta aquí, no lo hizo para abandonarte ahora. Así que no temas, porque Él está contigo; no te angusties, porque Él es tu Dios. Él te fortalecerá y te ayudará en medio de las pruebas. 

¡Él está ahí en medio de tu problema!

Oración: Señor, te pido que el día de hoy puedas cambiar mi perspectiva. Te pido que abras mis ojos para ver tu fidelidad en mi vida. Gracias porque no me dejas solo en medio de la batalla. En el nombre de Jesús. Amén.