Restauración Abrazada a La CruzMuestra

  Frente al espejo. ¿Quién soy?

La mayoría de las personas crecemos con una idea errada de quienes somos. Algunas veces creemos y nos vemos a través de un gran espejo; en las palabras o en el apodo de nuestros amigos del colegio, otras veces creemos que somos lo que nuestros padres nos declararon de niños; y lamentablemente en ocasiones también damos por hecho, que somos una mala experiencia vivida con alguien a quien amamos y le entregamos nuestra vida.

Si nosotros no logramos romper ese gran espejo, actuaremos de acuerdo a lo que vemos en nosotros mismos, pero mi pregunta es: ¿realmente estás viendo bien? Porque sí, todos vemos, pero no todos vemos de la misma forma; y mucho menos desde la perspectiva correcta. De la forma en que has actuado toda tu vida, hasta hoy, ha sido la base de los pensamientos que tienes sobre ti mismo. Somos lo que decidimos creer que somos.

Entonces, ¿Cuál es la perspectiva correcta? Dios siempre tuvo el deseo en su corazón de hacernos;  y nos amó tanto, que decidió crearnos a su imagen y semejanza, no menos de eso, ¡que afortunados somos! ¿No te parece? 

Nos creó a su semejanza, esto quiere decir, que tenemos que tener características comunes o guardar relación entre sí, en nuestra conducta, en nuestra mente y en nuestros corazones. Te pregunto algo: Quién eres hoy, ¿reflejas semejanza con tu creador? ¿Nos conducimos de manera emocional, moral, física y verbalmente como él? Esto puede traer algo de reflexión a nuestras vidas, pero nuestro buen Dios sabía ya que nos iba a encontrar de esta forma, sin embargo, es tanto su amor que se rehúsa a dejarnos así, marcados por preconceptos sociales y no los que él diseñó para nosotros. 

La promesa de Dios nos invita a que no te acomodes, sal de tu zona de comodidad, deja de deliberar en que no eres suficiente, deja de meditar en calamidades, deja de pensar en que no lo vas a lograr, no critiques tu morfología. Es un trabajo que te va a incomodar, porque el proceso de renovación no es de un chasquido de tus dedos, sino que es un proceso profundo y largo dependiendo de la fortaleza interna que tengas para pasar por ese camino, pero al final

Quiero guiarte a una oración de liberación en tu corazón.

Es mi deseo y mi oración que hoy se rompa toda venda de tus ojos, toda óptica establecida por las malas experiencias, toda palabra en contra de tu estima, de tu imagen, de tu diseño en el nombre de Jesús. Se pudre toda venda que por años no te dejaba ver que eres imagen de Dios. Declaro que ahora te haces consiente de tu identidad y tu diseño, en el nombre de Jesús quien en la cruz te ha liberado. Amén