Claves Para Tener Intimidad Con DiosMuestra

Bloqueadores de intimidad

Algo dentro de nosotros desea una conexión cercana con el Dios invisible; no a la distancia, ni en el exterior con la puerta cerrada, alejados de Su presencia. Estamos hechos para conocer a Dios de una manera personal.

La palabra hebrea yada significa «saber». De hecho, es la palabra utilizada en el Antiguo Testamento que quiere decir «conocer a Dios íntimamente». Debemos conocerlo de la manera más íntima y cercana posible para un ser humano. Deuteronomio 4:7 NTV dice: «Pues, ¿qué gran nación tiene un dios que esté tan cerca de ellos de la manera que el Señor nuestro Dios está cerca de nosotros cada vez que lo invocamos?». Nuestro Señor quiere intimidad contigo.

Algunos de nosotros tenemos lo que me gusta llamar «bloqueadores de intimidad». Un bloqueador de la intimidad es algo en nuestra vida que nos aleja de la intimidad con Dios y los demás. Es importante abordar a estos bloqueadores en nuestra vida para que podamos derribarlos.

Tal vez, un bloqueador de intimidad que tienes es el miedo al rechazo. Quizás haya una lucha interna cuando tienes que acercarte a la gente porque temes que te rechacen. Tal vez tengas miedo de ser herido o explotado de nuevo. Otro ejemplo de un bloqueador de intimidad puede ser la incapacidad de confiar. No puedes confiar en los demás debido a traumas que has tenido en tu vida. Estos bloqueadores evitan que te acerques a alguien. Otro bloqueador podría ser la baja autoestima, ya que no te ves a ti mismo como digno.

Todo el mundo tiene luchas que se interponen en el camino de la intimidad con los demás y con Dios. A través de las Escrituras vemos personas con problemas similares a los que tenemos hoy en día. Por ejemplo, los leprosos tenían miedo al rechazo, pero cuando uno de ellos fue a Jesús, él fue limpiado y sanado. ¿Qué tal de la mujer samaritana que habló con Jesús junto al pozo? Tenía miedo de ser herida y explotada como en todas sus malas relaciones. Pero cuando ella se acercó a Jesús, Él no la lastimó. Él satisfizo su corazón con Su presencia. Y no olvidemos al ladrón en la cruz que pasó su vida en pecado. Él no creía ser digno, pero ese día en la cruz Jesús lo alcanzó.

El pecado nos aleja de la intimidad con Dios. Sea cual sea tu bloqueador de intimidad, es hora de derribarlo para que puedas abrazar al Dios viviente.