Del divorcio a la sanación: 31 días de sanación y plenitudMuestra

"Dolor"

Las heridas causan dolor. Ellas son las pruebas de un ataque físico, mental o emocional. La sangre y las lágrimas se liberan para alertarnos de ellas y también son el primer paso en el proceso de sanación.

A veces la gente quiere descartar el dolor. Yo mismo, siendo hombre, no quiero mostrar mi debilidad, especialmente frente a mi esposa e hijos. Necesito mantenerme fuerte y ser un ejemplo en esos momentos.

¿Alguna vez te has preguntado por qué sientes dolor? ¿Cómo sería si no pudieras sentirlo? Nunca sabrías si estás herido o si necesitas sanar.
Los analgésicos se usan cuando el cuerpo no puede hacer frente al dolor físico. Así mismo, el Espíritu Santo es el analgésico de tu alma. No obtienes alivio a menos que encuentres el analgésico correcto para manejar tu dolor... ¡Dios!

Jesús te dio una respuesta para el dolor. Él permite que lo sientas para que pongas atención en tus heridas de la vida y también como bálsamo para tu alma. No solo te acurruques y sientas el dolor, obtén algo de alivio.

El dolor también deja cicatrices. Yo describo al divorcio como una cirugía a corazón abierto. Al sanar, tu corazón funcionará otra vez, pero a costa de una gran cicatriz en tu pecho. Eventualmente la herida sana, pero deja una cicatriz para recordarte el dolor y mostrarte que el dolor solo dura hasta que te curas.

Comprende que tu dolor es temporal y que Jesús te curará si acudes a Él.

Oración
Dios, a través del dolor, confiaré en que traerás la sanidad que necesito para sanar total y completamente. En el nombre de Jesús. Amén.