Mi Túnica De ColoresMuestra

 VENDIDO COMO ESCLAVO

Una vez, mi mamá me dijo:
“Toma esta palabra de parte de Dios: "Los sueños no se cuentan hasta que se cumplen". Entendí que soñar no es malo, pero los sueños no se le deben
contar a todo el mundo. Debes saber que hay gente que fingirá que se alegra por ti, pero en su corazón no soportan escuchar tus metas, tus deseos, tus sueños. Los sueños de José no eran malos, pero fastidiaban a sus hermanos, y estos fueron tomándole mala voluntad al extremo de querer matarlo. Incluso en un momento su padre Jacob, escuchando uno de los sueños, le reclamó a José.  Yo solo puedo decirte que mientras más él soñaba y compartía sus sueños, los hermanos más lo
odiaban y le cogían mala voluntad. Afortunadamente lo dejaron con vida, aunque lo
metieron dentro de una cisterna y luego lo vendieron como esclavo.

¿Qué quiero decir con esto? 

Que muchas veces nosotros provocamos situaciones en nuestras vidas que nos hacen caer en una cisterna. Tomamos decisiones incorrectas, hablamos lo que no
debemos o con quien no debemos. Es por eso que nos vamos decepcionado de los amigos, incluso hasta de los mismos familiares, y esto va provocando que nos alejemos de todo y de todos. Entonces comenzamos a sentirnos solos y caemos en un hoyo profundo (la cisterna), y nos arropa el frío, la oscuridad y el miedo. Desconocemos qué viene después, y posiblemente lo que nos espera es la muerte, pero en la misericordia de Dios somos vendidos como esclavos.