No Soy La Misma PersonaMuestra

"Somos especiales, tesoro en sus manos"

Antes de ser rescatada por Jesús, me creía nada valiosa e inmerecedora de recibir amor, porque había sido demasiado dañada y erróneamente había adoptado el abuso y el maltrato por parte de los demás como un estilo de relación adecuado; pensaba que jamás tenía derecho a ser feliz y que había nacido para el deleite de la maldad y la perversidad que otros quisieran ejercer sobre mí, recuerdo que un reclamo que me hacía constantemente cuando era niña, era: ¿por qué las personas piensan que tienen derecho a abusar de mí? acaso tengo un letrero en mi frente que dice: ¡ven, abúsame! Cuán engañada estaba, jamás me imaginé que pudiera gozarme de la manera en que me gozo hoy en día con todas las bendiciones que Dios me ha regalado. Hoy no soy la sombra de lo que era antes, el Señor realmente me ha transformado ¡no soy la misma persona!

Ahora tengo la certeza no sólo de sentirme amada sino que tengo la convicción de que soy amada por el ser más especial que pueda existir "mi Padre Celestial" gracias al amor que su Hijo, mi Salvador, me expresó con su sacrificio y resurrección, porque es por Él que puedo disfrutar de la paternidad de Dios.

¿Te identificas conmigo? ¿Sabes de lo que estoy hablando? Él nos libró de aquella vida de tanto dolor, ahora podemos disfrutar en su presencia de la vida que ha preparado para nosotros ¡es grandioso! Somos hijos y no extraños para Él, podemos disfrutar de su amor y podemos gozarnos de las bendiciones que nos da. “Somos especiales, tesoro en sus manos”, somos valiosos para Él; Él nos ama ¡nos ama! ¿Puedes comprenderlo? Ya no tenemos que andar como mendigos buscando amor en todas partes, exponiéndonos a recibir lo que menos queremos “abuso, dolor, desprecio, maltrato”. Dios nos ama, con amor eterno y su amor nos basta; el resto es sólo añadidura, hermosas añadiduras de las que nos permite gozarnos.