Vibrante: Una vida de abundanciaMuestra

Con frecuencia, en nuestro intento por vivir una vida que honre a Dios y produzca un adorable fruto, nos sentimos solos. Pensamos que nadie se da cuenta de la rectitud de nuestras decisiones. El profeta Isaías sabía que el pueblo de Dios necesitaría ánimo en su búsqueda por honrar a Dios. En Isaías 51, ofrece palabras de esperanza que aún resuenan hoy. 

La belleza de esta Escritura es tan emocionante que causa que mi corazón añore esa esperanza indescriptible. Servimos al Dios de todo consuelo, quien se place en consolar a Su pueblo. Cuando estás en una temporada estéril o seca de tu vida, Él viene a ti, no para acusarte ni condenarte, sino para consolarte. Viene a susurrar palabras de afirmación a tu oído y a colocar Sus brazos amorosos a tu alrededor. Limpia tus lágrimas y sana los lugares rotos en ti.

Lo que supone una temporada de desecho en tu vida, Él la convierte en un jardín frondoso y fértil lleno de frutos deliciosos y flores exóticas. Él puede tomar la temporada más seca y árida de toda tu vida y convertirla en un lugar donde Él y tú se acompañan de manera íntima. Su jardín no solo es hermoso, sino también el lugar de dulce compañía con tu Salvador.

Cuando los hijos de Dios fueron liberados de la esclavitud de los egipcios, comenzaron su camino hacia la Tierra Prometida de Dios. Sin embargo, debido a la murmuración y queja, pasaron cuarenta largos años en el calor sofocante del desierto. Incluso ahí, los hijos de Dios recibieron una completa provisión. Puedes estar seguro de que el desierto puede ser un lugar de crecimiento y un lugar para aprender a confiar y tener incluso contentamiento.

Puedes pensar que has sido olvidado y te estás marchitando en el desierto, pero cuando Él llega, llega también el gozo. En su presencia “hay plenitud de gozo” (Salmos 16:11); Él no llega sin gozo y tú no obtienes gozo sin Él. El clima de tu vida se revoluciona y transforma con Su presencia y el regocijo que trae con Él. En el desierto de tu vida, el sonido es lírico y sinfónico. La canción que te da ahoga el grito de los vientos de infortunio y los ecos del gruñido de bestias agrupadas. Él brinda una melodía perpetua que no la silencia el dolor, ni tormentas, ni amenazas. ¡Su melodía prevalece en ti!