Vibrante: Una vida de abundanciaMuestra

Una de las primeras Escrituras que memoricé de niño fue el Salmo 1. Este Salmo inspirador me ha guiado a través de muchos días desafiantes en la vida y continúa siendo fuente de consuelo e instrucción.

Dios ha dispuesto que, como Sus hijos, vivamos una vida atemporal e inusual según las expectativas del mundo. Es Su divina voluntad y placer ofrecernos sustento y energía incluso durante los días difíciles de la vida. Como hijos de Dios, somos la Prueba documental A de cómo las personas pueden vivir cuando se sujetan a la corriente de vida perpetua de la palabra de Dios. La palabra de Dios puede fertilizar nuestras vidas de tal manera que somos los beneficiarios de abundancia atemporal!

En la vida, a menudo estamos tentados a poner nuestra confianza en las cosas de este mundo, tales como el sistema político, el aumento de las finanzas o la aceptación de otros. Sin embargo, todas estas áreas en la vida son temporales y no tienen ninguna bendición eterna para nosotros. Debemos colocar toda nuestra fe en el Padre, quien puede ofrecer abundancia atemporal en Su invernadero de crecimiento.

Cuando te postres ante Él con una actitud de rendición completa y sumisa, tus raíces comenzarán a profundizar en los planes y las promesas de Dios Todopoderoso. Incluso cuando la vida sea difícil y parezca que estás en el desierto de las circunstancias, tu vida permanecerá vibrante e incluso fructífera. Continuarás cosechando gozo cuando los demás estén desanimados y serás eternamente amable cuando los demás sean crueles. Estarás tranquilo incluso cuando tu vida sea sacudida por las tormentas de situaciones atroces y serás paciente cuando parezca que tus oraciones fueron puestas en espera.

¿Cómo ocurre esto? ¿Qué se necesita para continuar cosechando frutos incluso cuando no hay razones para que suceda en lo natural? Ocurre cuando una persona es lo suficientemente atrevida para confiar en el Señor para obtener su sustento y protección diarios y estabilidad futura. Sucede cuando una persona está más aferrada a las promesas de Dios que al dolor del pasado.