Un Padre AmorosoMuestra

El padre.

Era un día como cualquier otro. El padre se levantó, mandó a sus criados a hacer el desayuno y estaba encargándose de sus negocios. De repente, llega su hijo menor con tal petición.

¿Ustedes creen que el padre era capaz de evitar que su hijo se fuera? Yo creo que sí. Imagino que trató de persuadirlo para que cambiara de opinión. Sin embargo, respetó la decisión del muchacho y le entregó su parte de la herencia.

Aunque su hijo se había ido, esperaba cada día por su regreso. Salía todas las mañanas y todas las tardes al camino, con la esperanza de ver la silueta de su hijo volver. Pero en mi mente surge esta pregunta, si el hijo se había ido por su propia voluntad, ¿Qué le hacía pensar al padre que volvería?

El padre sabía que, en su casa, sus hijos tenían todo lo que necesitaban; él se hacía cargo de que así fuera. Entonces, si al hijo pródigo no le faltaba nada, ¿Qué iba a buscar allá afuera? ¿Qué podría encontrar que fuera mejor? Por eso, el padre tenía la esperanza de que, aún con las manos vacías, regresara donde ya lo tenía todo.

Para mí, el Padre es el protagonista de la historia. Dios es el personaje principal, sin embargo, nos entrega un lápiz para que crear nuestro propio libreto. Podemos escribir lo que nos parezca mejor, o elegir pedir su dirección. Dios es el padre en la parábola que hemos estudiado durante estos días. Es misericordioso, paciente, y está dispuesto a perdonarnos de todas nuestras faltas. 

Si tal vez hemos cambiado a Dios por el mundo, al igual que el hijo pródigo, o lo hemos catalogado de injusto, como el hermano mayor, quiero que recuerdes que no importa qué hijo seamos, sino el Padre que tenemos.

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Gracias por acompañarme en el análisis de esta historia, espero que juntos hayamos aprendido más. Dios te bendiga.

Te quiere, Leslie Ramírez.

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