El hierro afila al hierro: Mentoría de vida a vida en el Antiguo Testamento [Life-to-Life®]Muestra

Día 4: David y Jonatán

La mutua amistad entre David y Jonatán ofrece otro ejemplo de lo que es la mentoría de vida-a-vida. 

El rey Saúl fue el primer rey de Israel, Jonatán era su hijo. Pese a sus humildes inicios, lentamente Saúl comenzó a ignorar a Dios y empezó a establecer su dinastía. Parte de su esfuerzo por establecer una dinastía era asegurarse de que Jonatán lo reemplazara como rey algún día.

Pero ese no era el plan de Dios. En realidad, Dios guió al profeta Samuel a ungir al joven pastor David quien posteriormente sería su reemplazo. David era una persona "conforme al corazón de Dios". Tristemente, el rey Saúl resultó ser todo lo contrario. Debido a esto, por puros celos Saúl persigue a David sin descanso con la intención de matarlo y despejar el camino para que Jonatán tome el trono y lo suceda como rey. (Lee 1 Samuel 18-31.) 

En medio del caos sucedió algo insólito: David y Jonatán se convirtieron en almas gemelas; "Jonatán entabló con David una amistad entrañable y llegó a quererlo como a sí mismo." No había competencia ni preocupación de que uno fuera a afectar adversamente esa amistad; los dos estaban comprometidos a estar el uno para el otro sin importar el costo. 

A lo largo de la Biblia observamos el llamado a esa relación de mutuos beneficios. Se refleja particularmente en dos proverbios: "Hay amigos que llevan a la ruina, y hay amigos más fieles que un hermano" y "El hierro se afila con el hierro, y el hombre en el trato con el hombre" (Proverbios 18:24; 27:17). 

De la amistad de David y Jonatán aprendemos la importancia de saber que alguien "realmente te respalda". En efecto, como escribió Salomón, el hijo de David: Mejor son dos que uno (Eclesiastés 4:9-12) y con Dios en la relación, "¡la cuerda de tres hilos no se rompe fácilmente!" (v.12).