¡Haz Que Suceda!Muestra

Sigue durmiendo y sigue perdiendo. 

Las manos diligentes son productivas y laboriosas, por eso dichas manos son las que reciben las mejores recompensas. 

El que valore más, su cama que su trabajo, definitivamente terminará haciendo mucho menos de lo que debería y obteniendo menos de lo que podría. 

El descanso debe ser el fruto del esfuerzo y nunca al revés.  En muchas ocasiones he escuchado algo como: “voy a descansar hoy porque el día de mañana será muy fuerte”. Aunque es cierto que debemos estar a descansados antes de ejecutar un trabajo demandante, no es menos cierto que el real tiempo de descanso debe venir después del esfuerzo, no antes. 

Una cosa es descansar por las demandas del trabajo y otra por perezoso. Aclaro algo, no hay nada malo en dormir, de hecho, es muy saludable tener buenos hábitos de sueño y el descanso necesario, pero sin duda alguna lo que sí es un problema es la actitud perezosa.

Duerme poco porque la vida es corta, pero descansa bien porque es muy demandante. No es lo mismo dormir que descansar. El descanso no tiene que ver con la cantidad de horas de sueño sino con el reposo que podemos obtener. El descanso no solo es físico, sino que también tiene mucho que ver con nuestro mundo interior. 

Mientras que el perezoso está durmiendo, perdiendo el tiempo en ocio, el diligente está esforzándose, dando el extra y siendo industrioso. Por lógica, a la larga el primero terminará sin nada, perdiendo todas las buenas oportunidades de la vida y el segundo terminará obtenido lo que le corresponde y aún más. 

Aquello que el perezoso no estuvo dispuesto a ganarse también terminará en manos del diligente.

La actitud diligente es lo que nos llevará a alcanzar metas. Es cierto que los aspectos materiales no son lo más importantes, eso no está en discusión, al menos no para mí, sin embargo, tampoco debemos menospreciar el valor del trabajo, los logros y el desarrollo de todo en nuestras vidas, pero para esto es necesario dejar de dormir, despertar y ponerse a ejecutar.

Ser más productivo te da muchas posibilidades, no solo para ti sino para tus seres queridos, otras personas, y también para las causas o propósito de Dios haya sembrado en tu corazón.