“Entendiendo al enemigo”

Dentro de los madianitas había dos príncipes: Oreb y Zeeb, cuyos nombres significan respectivamente Cuervo y Lobo. Profundizaremos en este punto. El cuervo ataca los ojos de sus víctimas, quitándoles la visión. Imaginemos estar en una situación donde no podemos observar progreso, donde el temor a las circunstancias llena nuestros pensamientos, donde nos enfocamos únicamente en el problema y no en solucionarlo.  Cada vez, nos alejamos más hasta perder la visión a causa del enemigo. Esto es realmente impactante. El lobo, por su parte actúa en jauría, identifica a su víctima. El grupo se concentra en separarla del medio seguro, para que la criatura sea más débil. La víctima es separada de la protección de sus padres o de la manada y cae presa al encontrarse en soledad. 

Pero, ¿Qué relación tiene esto con todo lo que hemos relatado? Mientras le preguntaba a Dios esto, Él me recordó que los integrantes del matrimonio son dos.

Para mí, estaba claro: la unión hace la fuerza. ¿Cuántas veces, las finanzas han tratado de alejar nuestros pensamientos de la familia y otras cosas importantes? Es otro ataque del enemigo para que nos sintamos vulnerables y caigamos como presa. Recordemos que el enemigo busca el momento preciso para devastar y destruir. Como matrimonio, debemos hacer nuestra relación más fuerte y esto solo se logra al invitar a Cristo como centro de nuestra familia.  "Alguien que está solo puede ser atacado y vencido, pero si son dos, se ponen de espalda con espalda y vencen; mejor todavía si son tres, porque una cuerda triple no se corta fácilmente." (Eclesiastés 4:12 NTV).

Meditemos: en la dificultad Dios ha prometido que estará con nosotros, no perdamos la visión. Busquémosle con mayor afán recordando que no se ha visto justo desamparado. Entre más les busquemos, más encontraremos su paz y sobre todo su presencia y, en medio de su presencia, misericordia y gracia. 

Oración:

Señor, hoy te damos gracias porque tus promesas nos alcanzaron por la gracia de tu hijo Jesucristo. Hasta el día de hoy, no se ha visto a un justo desamparado y nosotros hemos sido justificados por Cristo. Ponemos nuestro matrimonio y familia en tus manos. Que no nos falte techo, abrigo y sustento. Permítenos tener un corazón agradecido en todo momento. Que la gloria y la honra sean solo para ti. Te amamos.

Amén.