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Confianza en Dios 

Confiar en carros y caballos, en lugar de en Dios, no es sólo del mundo antiguo; sucede hoy, solo que de una manera diferente. Conocemos a Dios y decimos que confiamos en él, pero nuestras acciones demuestran nuestra confianza en otras cosas.

Algunos ponen su confianza en sí mismos. He aprendido a través de los años que no puedo confiar de manera correcta en mí mismo. Es demasiado arriesgado. Jeremías 17 dice que benditos son aquellos que confían en el Señor porque el corazón es engañoso. Esto es colocar nuestra confianza en Dios sobre la confianza en nosotros mismos.

Tal vez no eres uno de los que pone su confianza en sí mismo, pero tu confianza puede estar en los demás o en tus relaciones. Tu confianza puede provenir de personas poco confiables. Proverbios 29:19 dice que confiar en otros que no son confiables es como un mal dolor de muela o un pie fracturado. ¡Es doloroso! La verdad es que incluso las mejores personas te fallarán. No es prudente poner toda tu confianza en los demás. Dios es constante y digno de confianza. No te fallará. Es fiel.

Si nuestra confianza está en nuestra cuenta bancaria (o tal vez no, dependiendo de cómo se vea tu cuenta bancaria), tú has depositado tu confianza en riquezas temporales. No construyas tu seguridad solo con dinero. Un día podrías perderlo todo. No hay nada de malo en ser financieramente responsable, pero las riquezas no perduran. El dinero viene, así como se va. Dios permanece.

Algunos confían en este mundo, en su linaje, en sus relaciones o en sus cuentas bancarias. Pero nada de eso es digno de su plena confianza. Nos mantenemos erguidos y somos fuertes cuando confiamos en el Señor. Estamos completamente seguros en él. Mantente confiado en dos cosas. Primero, que vean la bondad del Señor en tu vida. Pase lo que pase, a través de altibajos, circunstancias buenas o malas, verás la bondad de Dios en tu vida. Segundo, confía en que el que comenzó una buena obra en ti la llevará a término. Cuando llegue la tormenta, seguirá un arco iris. Dios nunca deja de trabajar. Él terminará lo que empezó. 

Pidamos a Dios que entierre nuestra confianza en otras cosas en el mar de su amor. Tú puedes confiar plenamente en él. «Señor, quita todo en lo que confío que compite contra ti. Estoy tan tentado a veces a dejar de confiar en ti, cuando trato de hacer que las cosas sucedan por mis propias fuerzas. Y cada vez que lo hago, me estrello y todo sale mal. Ruego que mi confianza no esté en los caballos y carros de este mundo, sino en ti. Que tu Espíritu, amor y gracia ahoguen todos los carros de este mundo. Amén».

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