Cómo amar al prójimoMuestra

Extraños 

En Lucas 10, Jesús cuenta la historia de un hombre que fue atacado y dado por muerto en medio del camino. Un sacerdote lo vio y cruzó para evitarlo. Otra persona que trabajaba en el Templo hizo lo mismo. Pero, un samaritano, que era despreciado por muchos judíos, vio al hombre y fue a ayudarlo. Ya hubiese sido suficiente con ver como estaba. Pero, este buen samaritano fue más allá, curó sus heridas, lo llevó hasta una posada cerca del pueblo, y pagó su cuidado. Este samaritano no conocía al hombre con el que se encontró, pero de todos modos eligió amar a este vecino desconocido. 

Todos los días nos cruzamos con personas que no conocemos. A menudo, estamos tentados a pasar por alto a la gente común, ya sea porque no queremos ser incomodados, o porque no creemos que podemos hacer una diferencia. Para poder amar a los desconocidos, necesitamos orar diariamente y pedir a Dios ojos que nos permitan ver quién necesita un toque de Él.

Algunas maneras de mostrar amor a los que no conoces:

Haz una pequeña cosa. Cuando te cruzas con las personas, no tienes ni idea de lo que está pasando en sus vidas. Pueden estar teniendo su mejor día, o haber recibido la peor noticia de sus vidas. Tal vez, Dios permite que te fijes en la madre con hijos que se portan mal en una tienda, o en el hombre que parece tener muy poco. Una simple sonrisa o un pequeño regalo de parte tuya puede hacer la diferencia. 

Usa tus ojos para ver. Cada día te encuentras con muchas personas que no conoces, en tiendas, restaurantes, en la iglesia y en muchos lugares más. Aún cuando no tengas una relación personal con ellos, puedes amarlos como a tu prójimo. Mostrar amabilidad a los extraños es una tremenda forma de servicio.

En verdad, hay innumerables maneras de amar a nuestro prójimo que no conocemos. De hecho, esta puede ser una de las cosas más genuinas que hacemos, ya que si no conocemos a esas personas y elegimos amarlas igual, prácticamente nunca podrán correspondernos. Tal vez, pagues el café de la persona detrás de ti en la fila, dones sangre para algún enfermo desconocido, o proporciones alimentos a alguien de otro país. Estos simples actos son una forma maravillosa de amar a los extraños.