Cómo Liberarse De La CulpaMuestra

Cómo vencer la confusión entre la culpa y la disciplina de Dios

Como cristianos, luchamos con la culpa cuando reflexionamos sobre nuestro pecado humano. Para experimentar el perdón de Dios, necesitamos saber la diferencia entre el sentimiento de condenación y el conocimiento del disgusto de Dios. Cuando aceptamos a Jesús, Dios se convierte en nuestro Padre. Esto significa que nos ama profundamente. Esto también significa que podemos experimentar su aprobación o desaprobación parental. 

La Escritura describe a nuestro Padre Celestial como un buen padre. Como tal, disciplina a sus hijos. Hay varios aspectos de la disciplina de Dios en los que la Biblia hace énfasis. Primero, la Escritura nos dice que no nos desanimemos cuando el Señor nos reprende. Esto significa que somos sus hijos legítimos. En otras palabras, tenemos que aceptar la disciplina de Dios como una señal de que hemos sido adoptados en su familia.

Otra verdad que debemos entender sobre la disciplina de Dios es su propósito. La Biblia dice que los niños aceptan la disciplina de sus padres terrenales imperfectos y los respetan por ello. No obstante, los padres pueden estar equivocados en su decisión de disciplinar a sus hijos, o pueden disciplinarlos con ira excesiva. Dios, sin embargo, es un Padre perfecto. Él solo nos disciplina por nuestro bien, para que podamos ser transformados a la imagen de Cristo y podamos tomar parte en su santidad. 

Finalmente, debemos entender que la disciplina de Dios nunca condena. Nuestro Padre puede estar insatisfecho o desagradado con nosotros, como lo están los padres terrenales cuando sus hijos fallan. Sin embargo, su desagrado siempre se manifiesta en el contexto del amor paternal, la ambición y los objetivos paternos. Su disciplina es siempre para nuestro bien, y siempre está llena de esperanza. Dios no deja de tener esperanza en nosotros ni nos aleja. Cuando nos reprende, siempre nos muestra una forma de arrepentimiento y nos da el poder de cambiar. 

Cuando pecas, la diferencia entre el sentimiento de desagrado de Dios y la condenación de Satanás es la esperanza. ¿Tienes ganas de acercarte más a Dios? ¿Sabes qué hacer para salir de tu pecado y escapar de la carga de la culpa? Entonces es el Señor que te habla a través de tu conciencia. ¿Te sientes poco amado, imperdonable, feo e incluso deprimido porque pecaste? Este es el diablo acusándote. La disciplina de Dios te lleva al arrepentimiento y al cambio. La condena del diablo te deja sintiéndote sin esperanza y culpable. Una vez que sepas la diferencia, puedes responder según el caso: arrepiéntete ante Dios y reprende al diablo.