AprendizMuestra

¡Consientes o inconscientes a todos nos gusta ser amados! En algún momento de nuestra vida todos nos hemos dejado influenciar por estereotipos incorrectos sobre que es del amor.  Pero llega un momento en que nos damos cuenta, de que donde realmente debimos haber comenzado a buscar el amor es a los pies de Cristo.

Si comprendemos el valor que Cristo nos da, es ahí cuando el verdadero amor cobra sentido. En el momento que dejamos de creer en el mercadeo que habla de la media naranja y reconocemos que en realidad estamos COMPLETOS EN CRISTO (Colosenses 2:10) empezaremos a conocer el amor verdadero.  Cuando no solo nos esforzamos por conocer sobre su amor, sino que también lo agradecemos y lo experimentamos tendremos la mejor base para empezar amar.

 Sí estás buscando, a la persona que cambie tú vida, comienza por buscar a Dios. Él es quien nos da identidad, nos cambia, nos completa ¿Después?, después nos toca actuar a nosotros mismos.

Podremos decir que hemos aprendido la lección, hasta cuando no solo hablemos sobre el amor; si no hasta cuando día con día lo pongamos en práctica. Y aun así no te garantizo que amaras perfectamente, pero si te garantizo que si no conoces a la fuente del amor no sabrás amar a nadie. Por la simple razón de que nadie da lo que no tiene. Puedes olvidar todas mis palabras, pero por favor no olvides el orden de esta ecuación: Sí Dios es la fuente del amor, entre más lo conozco más conoceré al verdadero amor y podre amar correctamente. 

Amar requiere sabiduría, compromiso, humildad. Este día:

1. Les hablo a las personas que dicen “No es mi culpa no puedo amar, no tuve un buen ejemplo”. 

2. Les hablo a las soñadoras como yo, que en un tiempo no muy lejano esperaban un cuento de hadas.

3. Te hablo a ti, que una vez creíste en el amor. Pero con el paso del tiempo y la monotonía hoy te conformas con tener un compañero o compañera para compartir los gastos y la educación de tus hijos.

4. Mamás también les hablo a ustedes, sé que son increíbles, pero sus hijos no deben ocupar el centro de sus vidas.

Oro para que Cristo nos lleve a amar como Dios nos ama y a perseverar como Cristo lo hizo por nosotros.

No es fácil amar, pero vale la pena. A veces estamos cansados y se vale porque estamos lejos de ser perfectos. Pero es durante esos momentos cuando debemos aprender a descansar en Dios, a no renunciar e intentarlo de nuevo.