Habrá Victoria de Red Rocks Worship Muestra

Habrá victoria.

La vida tiene ritmos naturales de lamento y celebración. Es importante reconocer estos momentos, ya que tanto los valles como las montañas tienen sus propias lecciones. Este ritmo es construido en la narrativa del evangelio, mostrándonos que, aunque la espera pueda parecer interminable y nuestra esperanza parezca distante, la resurrección se acerca. 

En ocasiones, nos sentamos en la melancolía y desesperación del Viernes Santo, anhelando el amanecer resplandeciente del Domingo de Resurrección. La liberación parece estar atrapada detrás de una piedra, la esperanza se ha colgado de una cruz, y  la idea de superarse se siente como un sueño disipador. ¿Por qué Jesús tuvo que pasar tres días en la tumba, en completa sumisión de la mortalidad? Tanto Pablo como Pedro escribieron del descenso de Jesús al infierno; Su misión de rescate divino para incapacitar completamente a la muerte. Jesús fue a lo más lejano para asegurarse que la muerte no tendría la última palabra. A lo largo de los milenios, varios iconógrafos cristianos han plasmado esto de una forma hermosa, pintando a Jesús— evitando el abismo que separa el reino de la vida y la muerte— extendiendo sus brazos a aquellos que han estado atrapados en el infierno y usando la cruz resistente como puente. Esto nos da una imagen apasionante de Jesús lanzándose a la obra de la reconciliación. Nuestro Dios se identifica completamente con nosotros; Él no es pasivo, lejano, ni trabaja a distancia. Él está en los detalles desordenados de la vida, asegurando nuestra libertad. Sabemos que al tercer día la obra fue completada, nuestro Salvador resucitó. Su resurrección fue la confirmación de que la misión había sido cumplida, y que el Reino de Dios tiene un Rey inmortal e inamovible. Pero luego, Jesús tomó un paso más lejos. En lugar de permanecer en la tierra como el Cristo encarnado, ascendió al cielo y envió a Su Espíritu Santo a habitar permanentemente en Su creación. Pablo escribe sobre la importancia de este acto, identificando que el mismo Espíritu que resucitó a Cristo, ahora vive en nosotros (Romanos 6:10-11) y que ese Espíritu nos permite estar sentados con Cristo en los lugares celestiales. (Efesios 2:6).

Entonces, ¿por qué estamos tan seguros que podemos cantar acerca de nuestro gran avance, si todavía no ha sucedido? ¿Por qué estamos seguros que la liberación se acerca? Nuestra esperanza depende de la realidad que Cristo es el vencedor, y que hemos sido llenos por Su Espíritu. Experimentar este cambio es una realidad que ha sido peleada fuertemente pero, afortunadamente, todo el trabajo pesado ya se hizo. Ya sea que estemos experimentando la desesperación de una tumba o la luz resplandeciente de un amanecer, sabemos cómo termina nuestra historia. Cantar que “Habrá victoria” es el privilegio de cada seguidor de Jesús.

REFLEXIONES/ PREGUNTAS:

Haz una simple búsqueda de algunas de pinturas que representan el descenso de Cristo al infierno. ¿Es esa la imagen que tienes de Jesús? ¿Qué imagen utilizas más a menudo  -A Jesús como un Salvador trascendente que se sienta en la cima, distanciado de Su creación; o a Jesús como un puente humano en las trincheras con Su pueblo? 

Considera un área en tu vida que necesite un gran avance, y deja que estas imágenes históricas te hablen de lo lejos que Dios llegaría por ti.

Si la vida sigue este patrón de lamento y celebración, valles y montañas, o muerte y resurrección, ¿dónde te encuentras en el ciclo? ¿Qué estás aprendiendo en medio de él?