¡Que las circunstancias no te oculten que Jesús está allí! 

«Mientras tanto, la barca ya se había alejado bastante de la orilla; navegaba contra el viento y las olas la golpeaban con mucha fuerza.» Mateo 14:24 TLA                                                                

Los discípulos se encontraban ya un poco lejos de tierra firme, digamos que a medio camino. Me imagino la neblina densa que rodeaba la pequeña barquita en la que se encontraban, los ruidos extraños que emanaban de la oscuridad de la noche, las olas y el frio viento que amenazaba su seguridad. 

Lo que sería un corto viaje hacia el otro lado del lago se convirtió en una experiencia de terror para cada uno de ellos. 

«Los discípulos lo vieron, pero no lo reconocieron. Llenos de miedo, gritaron: ¡Un fantasma!.» Mateo 14:26 TLA 

Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: Tengan ánimo, soy yo, ¡no tengan miedo! La Biblia dice que los discípulos vieron a Jesús, pero no lograron reconocerlo. Porque había oscuridad, había neblina y demasiado ruido luchando por su atención. 

Yo creo que Jesús no les dijo esto en cuanto tuvo al grupo de discípulos aterrados cara a cara. Yo creo que lo venía gritando desde antes porque sabía cuán aterrados estarían de no reconocerlo.

Pero quizás no estaban lo suficientemente cerca de él para escucharlo. Quizás el temor o la angustia de la situación en la que se encontraban impedía que escucharan a Jesús, nublaba su vista y no les permitía reconocer que allí en medio de todo ese caos, que allí en medio de toda esa oscuridad, que allí en medio de toda esa tribulación; junto a ellos estaba Jesús. 

A veces nos sucede lo mismo a nosotros, nos dejamos guiar por nuestras circunstancias, por los problemas que hacen ruido y nos ensordecen, las angustias que nos abruman y nos ciegan y nos olvidamos que Jesús está en medio de toda esa neblina, él está en medio de toda esa oscuridad, él está en medio de todo ese ruido; y nos está llamando a gritos, nos quiere decir que él está con nosotros, que no debemos tener miedo, que no debemos dejar que aquellas circunstancias nos alejen de él. 

Él se está acercando a tu pequeña barquita en medio de la oscuridad de la noche, las fuertes olas, el frío viento y te dice: "soy yo, Jesús, no tengas miedo"

Recuerda que Él está allí, mantén siempre presente que por más oscuridad y tinieblas que estén a tu alrededor, en medio de todo eso hay una Luz que te da esperanza, seguridad, y confianza; y esa Luz es Jesús. 

Asegúrate de estar lo suficientemente cerca para escucharlo, asegúrate de estar lo suficientemente cerca para ver esa luz, ¡asegúrate de estar lo suficientemente cerca para reconocer que Jesús está contigo!