Posturas de Adviento: un devocional diario de NavidadEjemplo

Donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.

Según CanadaHelps, los canadienses solo donan el 1,5 % de sus ingresos a organizaciones benéficas, y esa cifra sigue disminuyendo cada año. Estamos donando menos dinero que nunca. 

María, una joven soltera que vivía en Nazaret en el siglo I, tenía poco o nada a su nombre. El hecho de que ella quedara embarazada por obra del Espíritu Santo habría sido inimaginable para algunos y escandaloso para la mayoría. 

Pero fue a través de esta joven, que fielmente abrió sus manos y su corazón a lo que Dios la llamaba a hacer, que Dios planeó comenzar su obra de rescatar y restaurar al mundo entero.

Durante los primeros meses de la pandemia de COVID-19, el personal de un centro local de Compassion en Etiopía se propuso garantizar que las familias de ese programa tuvieran los suministros que necesitaban para mantenerse saludables durante la pandemia. 

“Hablarles de la importancia de lavarse las manos durante este tiempo no es suficiente si no les proporcionamos los artículos necesarios”, declaró Tsege, el director del centro.

Mientras el personal del centro buscaba cuidar de ellos, las familias en el programa de Compassion también cuidaban de sus propios vecinos. 

“Lo que recibimos no sólo salvará a mi familia, sino que lo compartiré con mis vecinos. Durante este tiempo, si mi prójimo no tiene cuidado, mi esfuerzo no me salvará.  Nos protegemos unos a otros. Una sola pastilla de jabón ayudará grandemente para que todos nos protejamos del virus”, comentó Tigist, madre de un niño de Compassion.

En esta temporada de Adviento, al pensar en dónde estamos invirtiendo nuestro dinero y nuestro tiempo, recordemos la devoción y fidelidad de la joven judía llamada María. Que todos encontremos maneras de abrir nuestras manos y dar incluso cuando no tengamos mucho como Tigist de Etiopía.

Que demos del desbordamiento de la gracia que hemos recibido en Jesús.

Ora

Jesús, confieso que la mayoría de las veces mi tesoro se encuentra en las cosas de este mundo, cosas que son momentáneas y que pasarán. Quiero poner mis ojos en las cosas de arriba e invertir en aquello que es eterno y para tu gloria. Ayúdame a entregarte mis deseos. 

Dame un corazón que desee dar de la abundancia que me has dado. Dame ojos que busquen a los necesitados y manos que den generosamente. Que no me aferre a lo que me han dado sino que te lo devuelva generosamente. Déjame vivir en una actitud de generosidad sabiendo que como dice tu palabra, a quien mucho se le da, mucho se le exige. Que mi corazón y mi tesoro se encuentren siempre en Ti. 

Amén.