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Hijos libres en un mundo cautivo

DÍA 6 DE 10

DÍA 6: SOY BARRO EN SUS MANOS

Daniel y sus amigos, al dejarse amar por Dios, demostraron dos cosas. Lo primero es que estuvieron complacidos de obedecer. Pero también aceptaron el proceso por el que Dios los iba a llevar paso a paso. Y son cosas muy distintas obedecer lo que Dios quiere para mí y aceptar lo que Dios trae para mí. Lo segundo radica en dejarnos formar por su amor. 

Cuando estos jóvenes judíos estaban en Babilonia, no se quejaron ni reclamaron, sino que aceptaron aquel momento que vivían, y adoraron en medio de tanta desgracia (Daniel 1: 15 – 21). Después de haber obedecido en medio de la prueba y haber vencido la tentación de Babilonia, también fueron perfeccionados en la prueba, y eso solamente parte de la humildad de Daniel y sus amigos, quienes se humillaron ante el único, sabio y poderoso Dios. 

Daniel sabía quién era Jehová, que era el único Dios vivo en todo el universo y que era omnipotente, omnisciente y omnipresente (Isaías 41: 13). ¿Por qué entonces discutir sus propósitos y querer que las cosas sean más sencillas, acusando la realidad del fracaso? 

Nosotros muchas veces, al atravesar por el valle de la muerte, nos queremos dar por vencidos y no queremos transitar por ahí. Dudamos de las promesas de Dios, entonces por el dolor, sentimos que nos ha dejado solos, ya no oramos y hasta nos resentimos con Dios, estando todo el tiempo pidiendo que ya cese la tormenta, al no suceder así, nos frustramos. Pero seamos como Daniel y aceptemos las tormentas como si fuera la voluntad de Dios (1 Tesalonicenses 5:18). Aprendamos a dar gracias en estos tiempos, solo miren los consejos de Pablo a Tesalónica: “Siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias por todo. No apaguen al Espíritu, y no menosprecien las profecías” (1 Tesalonicenses 5: 16 – 20). Cuando atravieses por el fuego de la prueba, tienes que orar, porque es en ese entonces que Dios te está queriendo moldear, y al orar, estás haciéndote barro que cae en manos del alfarero. 

Para esto, tienes que aprender y asimilar que solamente somos barro. Podemos ser amados y planeados por Dios, pero solamente podemos alcanzar la santidad si somos moldeados por Cristo en esta tierra (Romanos 9:21). Jesús ha empezado a obrar en tu vida, y ahora que estás en sus manos, usará todo tu entorno para formar ese nuevo hombre. Funciona así, Él no puede poner su Espíritu y cumplir sus propósitos si sigues siendo tú, así que irá sacando cosas que no son útiles para perfeccionarte (Marcos 2:22), hará de ti un odre nuevo, para llenarlo con su Espíritu y gracia. Dios no te dice que no pasarás por el fuego, pero te promete que estará contigo cuando pases por la prueba (Isaías 43:2).

Todas las pruebas que pasamos aquí, tienen el propósito de santificarnos (Filipenses 1:6). Somos una obra de arte de Dios, Él nos está moldeando en esta vida para alcanzar su perfección. Y cuando lo veamos por fin, entonces corresponderemos a su amor. Gózate de las pruebas y agradece su compañía, bendice tus desiertos y baila bajo tu tormenta, porque Dios te ha mirado y su mano está obrando de maneras asombrosas mientras tú no ves. No te rindas si en tu familia hay pruebas, o en tu ministerio, estudios o tal vez ya estés a punto de tirar la toalla. Ponte de rodillas y percibe la mano de Dios, Él no aprieta, sino que abraza, y en ese abrazo nos da forma de odre perfecto. Deja que su amor te moldee y agradece por los procesos. Dios no nos rompe el corazón, Él nos da forma, nos sana, nos pule y convierte las ruinas en grandes castillos de alabanza para Él. 

En modo de reflexión: Te invito a leer el Salmos 16 y pensar en lo siguiente: David estaba viviendo en el desierto 10 años, perseguido por Saúl, cuando Dios le había prometido que iba a ser rey en Israel. Solo observa cómo lo adora. 

Para reflexionar: ¿Confías en las manos de Dios? ¿Dejas que Dios moldee tu vida? 

David considera que el desierto que está atravesando es la mejor herencia que le ha podido tocar, ama la presencia de Dios, tanto que considera que su compañía es lo mejor que puede poseer. ¿Sabes? Los cuartos pequeños e incómodos son muchas veces el mejor altar de oración que he tenido, es más, los grandes hombres de Dios conocieron la felicidad en aquellos momentos. Dios no rompe tu corazón, nunca te va a destruir y hacerte sufrir para deshacerse de ti. No, claro que no. Él destruye los muros de orgullo y vendas que te hacen ciego para sacar lo mejor de ti, y veas lo que realmente importa.

Nunca olvides que eres un hijo muy amado por Dios. ¡Muy amado por Dios!

Abrahan Gonzáles

Discipuladores21 

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Acerca de este Plan

Hijos libres en un mundo cautivo

¿Alguna vez has sentido que tus creencias y estilo de vida no encajan en el lugar dónde estás? ¿Has sentido presión de ir contra tus principios cristianos? En este devocional, estudiaremos el libro de Daniel cap. 1 y aprenderemos cómo Daniel pudo mantenerse firme como un hijo libre en un mundo cautivo. ¡Bienvenido!

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Nos gustaría agradecer a DISCIPULADORES21 por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://perunororiente.com/conoceajesus/