Paz de CristoMuestra
Estuve en el mar de Galilea. El guía le dijo a nuestro grupo que la ubicación del Mar de Galilea en el Jordán Rift hace que las tempestades estallen violentamente sin previo aviso. Una tempestad como esa podría ser desalentador, y este con el que se encontraron los discípulos fue de noche. Si hubiera salido la luna, las nubes lo hubieran escondido. En la oscuridad mas profunda de la noche, en medio del mar, la tormenta seguramente debe haber tomado los discípulos con la guardia baja. La tormenta puso a prueba no solo su experiencia en navegación, sino también sus emociones. Yo pude sentir su miedo.
Pude ver a Pedro empapado hasta los huesos, junto con el resto de los discípulos en este mar tempestuoso. No estoy sorprendido cuando despertaron a Jesús y le preguntaron: ¡Maestro! ¿no te importa que nos ahoguemos? Probablemente yo hubiera preguntado la misma cosa. En hecho, no puedo ver a Pedro preguntar esta pregunta: ¡Me lo imagino gritándolo! “Jesús, ¡no te importa que estemos a punto de morir! ¡Despierta!”
A veces no parece que Dios este a tono con nuestras situaciones. Cual sea nuestra tormenta – ya sean problemas de salud, financieros, relacionales o laborales – puede parecer que Dios esta dormido en el barco. Cuando nos encontremos en condiciones de tormenta, al igual que los discípulos, tal vez queremos decir: “Jesús, por favor despierta ¡arriba! Estamos en un lio y tenemos miedo. Haz algo. No lo lograremos.”
Es precisamente en esos momentos en que nos sentimos tan débiles e indefensos que el poder de Jesús es más visiblemente fuerte. Dios hace algunas de sus mejores obras en esos momentos en los que creemos que no está trabajando en absoluto.
- A veces Dios lo permite tocar fondo para que descubras que Él es la Roca en el fondo.
- A veces Dios lo permite meterte en una situación que solo Él puede arreglar para que tú lo veas arreglarlo. Como resultado, usted crece en su fe a medida que experimenta y aprecia Su poder.
Cualquiera que sea el caso, puede confiar en que Su obra está motivada por un corazón de amor por su bien. (Romanos 8:28).
Jesús se levantó de su letargo, enfrento la tormenta y le hablo al mar: “¡Silencio! ¡Estate quieto!” Dos breves ordenes, y la tormenta obedeció. La palabra "silencio" proviene de la palabra raíz siope, que literalmente significa "mantén la paz". Jesús le dijo a la tormenta que se callara. Que detuviera su ruido. Que callará su alboroto. Similar a un padre corrigiendo a un niño rebelde, Jesús le dijo al mar que se calmara.
Fue tan simple e inmediato como eso. Las Escrituras nos dicen: "Hubo una gran calma".
Los truenos y los relámpagos pueden perseguirse entre sí a su alrededor. El viento podría estar soplando
circunstancias inesperadas y desagradables en su vida. Nada se ve bien. Nada parece prometedor. Todo es de noche. Pero es precisamente en esos tiempos cuando el poder de Jesús triunfa sobre la tormenta. Con una simple palabra de Sus labios, puede calmar el caos.
Escrituras
Acerca de este Plan
Podemos esperar días malos. Vendran, viviendo en una tierra caída con humanidad caída. La paz seria un bien escaso si tuviéramos que depender de nuestras circunstancias como nuestra única fuente para esa paz. Sin embargo, tenemos una fuente de paz mucho mejor…y por la valentía. De hecho, es la única fuente verdadera: Jesús. Tony Evans comparte mas sobre esto en este plan de lectura.
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Nos gustaría agradecer a The Urban Alternative (Tony Evans) por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://tonyevans.org/